Carlos Alcaraz ha superado este martes a Stefanos Tsitsipas en tres sets (6-2, 6-1 y 7-6(5)), en los cuartos de final de Roland Garros. El tenista murciano se medirá el próximo viernes en semifinales a Novak Djokovic, que remontó en su duelo al ruso Karen Khachanov (4-6, 7-6(0), 6-2 y 6-4).

Así vivimos en Tiempo de Juego la victoria de Alcaraz

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Alcaraz comenzó el partido algo dubitativo cediendo el primer juego, pero rápidamente tomó ventaja. Rompió el servicio del tenista griego y consolidó el break con su saque para poner el 3-1 sobre la Philippe-Chatrier. Supo mantener la ventaja Alcaraz durante el primer set y en el séptimo juego volvió a forzar a Tsitsipas a perder su saque (5-2) y puso cómodamente el 6-2 definitivo.

El número uno de la ATP, sin oposición rival, cerró por la vía rápida el segundo set. Cuatro dobles faltas terminaron de sacar del partido a Tsitsipas, que nada pudo hacer frente al vendaval que se le vino encima (6-1).

En el último y definitivo set el número cinco del mundo tuvo un pequeño respiro en el séptimo juego del tercer set, cuando pasó del 5-2 al 5-5, tras varios golpes precipitados del tenista español que no pudo aprovechar hasta tres bolas de partido. Alcaraz sacó su rabia para intentar cerrar el duelo. Pero Tsitsipas consiguió alargar el encuentro forzando el tie break, que solventó rápidamente Alcaraz 7-6(5).

El actual núnmero de uno del mundo tendrá de rival a Novak Djokovic, en sus segundas semifinales de Roland Garros, en una final anticipada. En el caso de lograr la victoria Alcaraz mantendrá su liderato en el ranking de la ATP y si el serbio alza el título de los Mosqueteros se lo arrebataría.

Remontada de Djokovic

El serbio Novak Djokovic remontó al ruso Karen Khachanov en su victoria número 90 en Roland Garros, 4-6, 7-6(0), 6-2 y 6-4, que le clasificó para su duodécima semifinal, en la que se medirá al ganador del duelo entre el español Carlos Alcaraz y el griego Stefanos Tsitsipas.

En un partido que superó las 3 horas y media, el número 3 del mundo se vio superado durante set y medio por el juego agresivo y acertado del ruso, undécimo favorito, que arrebató al serbio el primer set en lo que va de torneo y rompió una racha de 29 consecutivos ganados en Grand Slam.

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Pero camino de su tercera corona en París, para sumar 23 Grand Slam y romper el empate en la cumbre que desde el pasado Abierto de Australia tiene con el español Rafael Nadal, Djokovic supo cambiar el rumbo a un duelo que le dio la espalda. Y afianzó su condición de tenista más prolífico en la capital francesa por detrás del mallorquín, ausente por lesión por primera vez desde 2005 en la tierra batida francesa, del que ahora solo le separan 22 victorias.

Ni una bola de rotura se procuró el serbio en las dos primeras mangas, en las que estuvo a merced del ruso, que buscaba su tercera semifinal consecutiva en un Grand Slam. Así sometió al serbio en el primer parcial y lo mantuvo a raya en el segundo, abocado a un juego de desempate al que se aferró Djokovic para poner el partido de su lado.

Como tantas veces a lo largo de su carrera, en el momentos clave su nivel de tenis subió muchos enteros y se anotó todos los puntos de ese lance, un golpe psicológico a la línea de flotación del ruso, que lo sintió de forma profunda. El sentido del partido viró. Djokovic volvió a ser Djokovic, a medida que el ruso iba perdiendo la muñeca que le había hecho dominar y se desdibujaba a costa del serbio.

Tras dos horas y cuarto de juego, llegó la primera bola de rotura del serbio, que fiel a su instinto asesino empezó a golpear con dureza, que solo cometió un error no forzado en esa manga, por 21 en las dos anteriores, y golpeó con 19 ganadores la defensa precaria de Khachanov.

Pese a que el ruso trató de reengancharse al duelo, su tren había partido. Djokovic ya no relajó la presión, siguió desplegando un juego excelso que apenas daba oxígeno al rival, que cedió su servicio en el tercer juego. El serbio tuvo dos bolas para colocarse 5-2 y servir para ganar, pero ahí se le encogió el brazo y Khachanov aguantó el tipo y empató a 4.

Fue un espejismo, porque el serbio se apuntó los dos juegos siguientes camino de la victoria.