En nuestro día a día cada vez estamos más expuestos a las pantallas y por tanto, el tiempo que pasamos con las pantallas cada vez es mayor, ya que no solo estamos con el ordenador o las tablets, sino que también nos exponemos a las pantallas de la televisión, GPS, parada del autobús, carteles del metro.

Además, cada vez hacemos más uso de los teléfonos móviles, ya que no solo los utilizamos como una herramienta de comunicación, sino que nos acerca al entretenimiento y al ámbito laboral. Además, nos permite realizar gestiones como consultar las cuentas bancarias o realizar compras online.

Según el informe elaborado por UNICEF en 2021, casi una tercera parte de los adolescentes españoles (31,6%) invierte más de 5 horas diarias frente a las pantallas. De tal forma, que estar permanentemente expuestos a las pantallas repercute sobre nuestra salud no solo físicamente, sino también mentalmente.

En primer lugar, cabe destacar que el uso excesivo de las pantallas hace que los ojos queden sobreexpuestos a una fuente de luz durante un tiempo prolongado. Esto en provoca que el número de parpadeos sea menor al habitual, ya que es la forma que nos permite poder permanecer continuamente atentos a lo que estamos contemplando en las pantallas. Sin embargo, esto origina la aparición de daños en los ojos, y pueden aparecer signos como la fatiga visual, sensación de picor, ojos llorosos, visión borrosa e incluso dolores de cabeza.

Por otro lado, destacar que la percepción de luz azul afecta al descanso, ya que este tipo de luz activa un estado de alerta en el cerebro que evita la relajación. Por ello, cuesta más conciliar el sueño y ocasiona la falta de descanso durante la noche. Este tipo de luz reside en fuentes como el sol y en los dispositivos electrónicos.

En segundo lugar, estar expuesto a las pantallas durante más de ocho horas, puede llegar a provocar consecuencias psicológicas. Entre estas se encuentran la aparición de adiciones. También pueden manifestarse trastornos como depresión o ansiedad al querer seguir una vida similar a la que siguen los ‘influencers’ en las redes sociales.

Algunas soluciones para minimizar los efectos de las pantallas sobre nuestra salud

• Reducir el tiempo empleado en las actividades virtuales u online. Y realizar otro tipo de actividades que no requieran estar delante de una pantalla, como realizar ejercicio físico o quedar con los amigos.
• Intentar no tener el brillo de las pantallas al máximo, si es posible activar el modo lectura para evitar que se dañe el ojo. Reducir el tiempo de exposición ante las pantallas una hora antes de irse a dormir, para poder conciliar mejor el sueño.
• Aplicar la regla 20-20-20, esta establece que por cada 20 minutos que estemos ante una pantalla, debemos mirar durante 20 segundos a un objeto que se encuentre a 6 metros, es decir, 20 pies.
• No olvidar parpadear cuando nos encontremos frente a las pantallas
• Utilizar filtros de luz azul.

En definitiva, el uso de las pantallas no conlleva a la aparición de riesgos graves sobre nuestra salud. Sin embargo, su uso excesivo en condiciones no óptimas (como por ejemplo el contraste de luz) pueden provocar efectos como el cansancio visual. Además, aumentará los defectos refractivos como la miopía, hipermetropía o el astigmatismo.