2ª VIRGEN DE LOS LLANOS
Puerta grande de Manuel Caballero y Aarón Palacio en tarde de excesos en Albacete
El debutante Nicolás Cortijo cortó una oreja. Descastado y flojo encierro del hierro madrileño de Montealto.

Manuel Caballero y Aarón Palacio, en su salida a hombros en Albacete
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Lorenzo del Rey
Entre el cariño del público hacia sus toreros, un respetable que pidió las orejas a la ligera, y una presidencia dadivosa, la primera novillada del abono derivó en una jornada festiva, excesiva y triunfal. Porque hace no demasiado tiempo algunas orejas de hoy serían vueltas al ruedo, y el doble premio una oreja de peso. Pero en estos tiempos de tibiezas y buenismo, se premia con mucha generosidad faenas donde no se ha escuchado ni un olé. De acuerdo que el público es soberano, pero si hoy se premia de esta forma, habrá que entregarle la reserva de oro del Banco de España al primer torero que firme una faena con temple, mando y cargando la suerte, rubricado todo con una estocada en lo alto y haciendo la cruz. El cariño de Albacete todo lo puede y alzó el vuelo de la terna en distinto grado y resultado. Y si Cortijo no acompañó en la puerta grande a Manuel y Aarón fue porque la espada anduvo errática en ese sexto. Triunfalismo es la antítesis de la seriedad y va en contra de la esencia de Albacete. O de lo que era y se supone es Albacete.
Caballero, que se despedía como novillero en Albacete con la vista puesta en la alternativa del día 5 de octubre en Hellín, tras trenzar el paseíllo y escucharse el himno nacional, le dio la bienvenida al primero de "Montealto" con un recibo a la verónica y metiendo riñones, ganando pasos hacia el centro del ruedo y dejando alguna de buen son con otras que no terminaron de ser limpias. Chicuelinas al paso con garbo para ponerlo y suerte, siendo una pelea de manso por cabecear con la cara alta y con un sólo pitón, saliendo suelto además. En banderillas, se movió con la cara alta y protestando al notar los palos. Manuel volvió a los medios y desde el inicio intentó llevarlo embebido en la muleta a derechas aunque a mitad del viaje el novillo se frenaba. Y si ahí no era fácil, al natural el novillo salía con la cara apuntando al cielo. Siguió con una serie al natural más despegado con algún enganchón para enlazar con otra en las cercanías cambiando de mano y certificando que ya se acabó lo poquito que tenía el novillo, que además no fue bueno. Mató de estocada un punto caída y tendida con dos golpes del puntillero. Se pidió el trofeo por más argumentos del esfuerzo con capote y muleta que hizo el de la tierra que por toreo que hace sonar los "olés". Y tras petición ajustada, cayó la primera oreja de la tarde.
Con el cuarto, más forma que fondo con la capa de primeras, por toques al percal pese al buen molde y propuesta de Manuel. Lo puso con suavidad en suerte y, otra vez, un aguijonazo del que el novillo no quiso saber nada. Igual que el banderillas, moviéndose sin clase y de feas maneras. Caballero Quintanilla sabía que la puerta estaba entreabierta, así que metió el pie para abrirla del todo. Una pena que el astado durase menos que un suspiro, rajándose desde el inicio. Una serie tuvo mejor aire, haciéndolo todo el novillero a base de llevarlo bien tapado. La siguiente fue más desigual, intentándolo con la zurda sin nada que rascar, incluso complicándose al final y revolviéndose a la defensiva. Llamó, llamó y llamó Manuel hasta que, tras estocada trasera y atravesada sumado la rapidez en caer del utrero, hizo que Albacete le abriese la puerta grande. Despedida feliz como novillero en su plaza. Lo mejor, el oficio mostrado por Caballero y los aires de matador de toros en ciernes.
Palacio le dio dos largas cambiadas a su primero, intentándolo luego ya en pie sin demasiada fortuna por la poca entrega del novillo. Tras el picotazo donde salió despavorido tras notar la puya, pasó de puntillas por banderillas, doliéndose al notar como le clavaban. Un comienzo algo dubitativo de novillo y novillero dio paso a una serie donde se movía con ímpetu pero sin humillar, con derrote al final de los lances. Más pases sin demasiado ajuste y lamentándose porque seguía desplazándose dando arreones, más geniudo que encastado sin duda. Aarón no desfalleció nunca y al final un esfuerzo reuniéndose más le sirvió para recibir la aprobación del respetable. Fue como una escalar por una pared lisa, pared llamada falta de casta. Mató de estocada baja y hubo tímida petición sin demasiados argumentos.
Y el quinto, tras el ¡hola! vistoso con el percal de Aaron, fue el único que medio empujó en el peto aunque gran parte de la pelea fue con un solo pitón. Banderillas de trámite y el maño brindó a Sebastián Cortés para irse muy decidido al centro del ruedo y sobreponerse a dos complicadas embestidas, felizmente resueltas. Firmeza de plantas sin dudar y la música arrancó. Algo acelerado en ese tramo inicial para asentarse más según avanzó la faena, alternando pases completos con otros a medias y varios adornos, en un trasteo que caló en el público cuando fue redondo y en las cercanías. Labor algo liviana y sin alargar tiempos, dejando una estocada algo caída. El doble trofeo concedido por el presidente Coy es excesivo a todas luces. Aaron dejó claro su saber pero el sabor que se le intuye en algunos momentos no salió a borbotones en Albacete. A hombros sí salió, por otra parte. Mucha suerte para su próxima alternativa el próximo 20 de septiembre en Nimes.
El debutante Cortijo se fue a portagayola saliendo indemne para dar luego un farol de rodillas en tablas del tendido uno. Ya en pie, gustó mucho su capote a la verónica, enfibrado y bien lucido y lúcido, además. Lástima que se viera un blandeo y luego la pelea en el caballo fuese engañosa, primero con un pitón y luego con otro, más a la defensiva que para demostrar pelea de bravo. Además, al terminar la suerte salió blandeando, confirmando después con un derrumbe total que la fortaleza se había volatilizado. Fue una pena que el brindis a Sergio Martínez y Gonzalo González, sus mentores en la Escuela, no pudo traducirse en una faena rotunda de toreo ligado y profundo. Nicolás se puso y dispuso ante una aplomadísima condición donde no pasaba ni se movía. Mató de una estocada de rápido efecto y Albacete quiso premiar la labor de uno de los suyos. De nuevo, apoyando al paisano con una petición suficiente.
Ya en el sexto y último, poco pudo hacer con el capote Nicolás, incluso dejó un blandeo el novillo. En varas, entrada con brío y pelea sin brillo, con un puyazo bien marcado por Cristian Romero. El nuevo novillero con picadores no perdonó el quite, lo que también es de agradecer. Brindó a su compañero y amigo Caballero y se puso de rodillas brevemente para, ya en pie, intentarlo de todas las formas posibles en varios terrenos del albero manchego. Nicolás proponía y el descaste descomponía. Lo mejor es que nunca se arrugó, y en lugar de ir a la deriva, siempre fue con rumbo claro: querer triunfar. Queda fijar la brújula de la espada porque los fallos con el acero -hasta cinco pinchazos previos a la estocada- son algo que queda pendiente mejorar. Aún así, más que digno debut de Nicolás Cortijo en Albacete.



