MADRID - 6ª SAN ISIDRO
Un oasis llamado 'Pomposico' en la sequía de Fraile de Valdefresno
Ureña no termina de entenderse con el mejor toro de la mansa corrida del hierro salmantino. Chicharro confirma sin brillo con un lote medio y Galván se queda sin opciones.

Madrid, jueves 15 de mayo de 2025. Ureña, ovación ante un buen toro de Fraile de Valdefresno
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En el día de San Isidro, cuando Madrid se llena de claveles, rosquillas y devoción, la corrida de José Enrique Fraile de Valdefresno evocó el costumbrismo más agrio: el de las mansadas solemnes. Sólo un toro, 'Pomposico', rompió la tónica general para ofrecer clase y bravura silente, de esa que se mide en la buena forma de embestir. El resto del encierro naufragó en la falta de raza, el genio desabrido o la mansedumbre huidiza.
Paco Ureña tuvo en sus manos al mejor toro de la tarde, el segundo… pero se le fue. 'Pomposico' no parecía gran cosa al lado de tanto tonelaje acumulado estos días, pero embistió con ese son que emociona. Toro de los de hacer el toreo caro. El murciano, tras brindarlo al público, dejó naturales desmayados y series templadas por ambos pitones. Hubo muletazos hondos, cadenciosos, de esos que dejan eco. Pero la faena, no acabó de alzar vuelo. La media estocada, certera, dio paso a una muerte de bravo. Ovación tras petición insuficiente.
Con el cuarto, un burraco rajado y sin clase, poco pudo hacer salvo acumular silencios y frustraciones. Ha dejado voluntad Ureña en este San Isidro, pero también dudas. Le queda la bala de la Corrida In Memoriam con los 'victorinos'.

Ceremonia de confirmación de alternativa de Alejandro Chicharro
Alejandro Chicharro, en su confirmación, lidió en primer lugar al cinqueño 'Pandereto', un tí. Serio y abierto de cara que barbeó tablas, buscó la fuga y apenas regaló claridad. La faena tuvo altibajos. Demasiados. Faltó orden y temple, aunque el toricantano mostró actitud y buscó soluciones.
Con el sexto, más en la línea 'Lisardo' y de buenas hechuras, no conectó con los tendidos: el toro noble se fue apagando y Chicharro no encontró la tecla. El viento, la noche y la presión no ayudaron. Dejó una estocada y se marchó en silencio, dejando apuntes entre la tormenta.
David Galván se llevó el lote más ingrato. El tercero fue un toro feo, áspero y descompuesto, sin un solo viaje limpio. Galván puso voluntad y firmeza, pero no había materia prima.
El quinto, 'Cigarrero', con nombre ilustre de la rama 'Atanasio', resultó un manso declarado, rajado desde el principio. Ni por uno ni por otro pudo Galván ofrecer más que su dignidad profesional.



