1ª feria virgen de los llanos

Generosa puerta grande de Samuel Navalón en Albacete

Fortes y Molina cortan un trofeo cada uno. Decepcionante corrida del Conde de Mayalde

Samuel Navalón saliendo a hombros este lunes en Albacete

Plaza de toros Albacete

Samuel Navalón saliendo a hombros este lunes en Albacete

Redacción Toros

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Lorenzo del Rey

Se las prometía felices la afición de Albacete en el primer festejo del abono, coincidiendo con el día de la patrona, la Virgen de Los Llanos. Porque repetía el Conde de Mayalde tras su buen encierro del año pasado y, además, la presencia cumplía con lo requerido en Albacete. Pero fue un espejismo: sólo el tercer toro fue el único que medio se salvó de la quema. El resto anduvieron entre flojedad, descaste y pobre juego. Lástima. En cuanto a los toreros, su nota global fue mucho mejor, sin duda. Fortes demostró que acertaron al contratarlo, Molina se justificó de sobra dadas sus circunstancias y Navalón convenció en el tercero con una inteligente actuación, quedando la oreja del sexto -de poco peso- y la consiguiente puerta grande en algo estadístico. 

Tras la ovación para Molina, que saludó de inicio reconociéndole Albacete su titánico esfuerzo al trenzar el paseíllo todavía mermado de facultades por las heridas recibidas en Bayona hace apenas diez días, Fortes recibió a "Joyero", el primer toro de la Feria, de rodillas y ya fue sin fijeza, llegando a colarse a Saúl en un desarme sin consecuencias.  Volvió a darle un aviso al malacitano antes de recibir un puyazo trasero donde empujó con la cara alta sin un ápice de clase ni casta. La joya de toro -nótese la ironía- se movió lo mínimo en banderillas, en un comportamiento más reservón que otra cosa. Brindó al respetable y no se pudo hacer más con menos material. Citando siempre en la rectitud, lo enseñó por ambos pitones, y entre descaste y flojedad fue como predicar en el desierto. Dejó más de media atravesada tras desarme y tres golpes de descabello.

Con el cuarto, se fue a portagayola y el toro se quedó y no pasó, prendiéndole feamente en unos momentos dramáticos donde Saúl se levantó sin ni siquiera mirarse, toreando a la verónica muy entero pese al susto y a la paliza sufrida que era evidente en su rostro con rastros de sangre. Se dio un picotazo en varas y en banderillas se terminó pronto para, a continuación, tras el brindis a Ricardo Izquierdo, Saúl dejó una faena con aires clásicos, de toreo acinturado y con mucha firmeza. Lástima que el del Conde no estuviese por la labor ya que apenas podía ni quería embestir con codicia ni transmisión. Muy a menos durante toda la lidia, Fortes sólo pudo exponerse, extremo que no debe tomarse a la ligera. Lo cazó matando en buen sitio y se pidió un trofeo de mérito.

Molina, con las heridas todavía frescas y recibiendo atención médica y de fisioterapia apenas una hora antes de vestirse de luces, regresaba a Albacete. Y lo hizo muy enfibrado a la verónica pese a unas molestas rachas de viento. Salió el "mayalde" a toda mecha tras una chicuelina al paso y fue picado en terrenos de toriles con más ruido que nueces por parte del toro. Tras un variado quite de José Fernando, Caco Ramos se desmonteró por su buen hacer con los palos, aunque la flojedad revoloteaba en el ambiente.  El albacetense empezó de rodillas para, ya en pie, dejar pinceladas estimables. Se puso al natural, intentando llevarlo largo pero la fortaleza del astado no estaba por la labor. Con la derecha embestía descompuesto y bastante hizo con llevarlo tapado en un mar de blandeos. Volvió al natural y le robó varios pases, los que buenamente pudo. El crecimiento profesional y artístico de Molina quedó patente en el ruedo pese a su visible merma física. Mató de pinchazo hondo y un golpe de descabello, cayendo la primera oreja del abono por su férrea voluntad tras una petición cariñosa y muy justita.

Con el quinto, chicuelinas al paso, algunas de manos bajas, para evidenciar de nuevo que el local quería triunfar a toda costa. Otro puyazo marcando únicamente el sitio sin emplearse. En banderillas se desmonteró José María Arenas y el viento molestó en el inicio de rodillas De Molina quien, ya en pie, siguió tratando de domeñar la informal embestida, metiendo la cara en el embroque  inicial para cabecear en los siguientes. El torero siguió rebañando a base de insistir porque por la vía del toreo ligado no había manera. Labor de cercanías para terminar como previa a una estocada atravesada que asomó un poco y que los fallos con el descabello dejaron en un reconocimiento general.

Samuel Navalón venía a por todas y lo demostró yéndose a portagayola y luego ya en pie siguió con la misma tónica de arrojo. Poco que contar en un puyazo testimonial. Un nuevo quite por chicuelinas y tafalleras para dolerse en unas banderillas donde el toro midió y sólo se arrancó cuando veía opciones de hacer daño. El de Ayora brindó al público y se quedó en la bocana de riego, donde citó con los talones bien asentados en un trasteo inicial por alto. Lo llevó suave a derechas en dos tandas que hicieron que sonase la música. Idéntico guion a izquierdas, aprovechando la noble aunque flojita codición. De nuevo con mando y ya en cercanías con modalidad unipase. No fue la labor más artística por brillantez pero sí lo entendió y le extrajo lo que tenía. Pinchazo soltando y estocada pasada que le valió una oreja por su templada -de temple- actuación. Inteligente labor, sin duda.

Ya con el cierraplaza, que barbeó tablas con intención de saltar al callejón e irse a las carpas, Navalón procuró torearlo de capa sin demasiado lucimiento porque la condición, ay, la condición, era la que era. Otro encuentro en el peto para el olvido y testimoniales rehiletes. Tanteo inicial nada claro por parte del toro con rotura del estaquillador, y Navalón, por mucho que lo intentase, únicamente pudo salvar la papeleta y rapiñar algún lance casi al final de la faena. Exposición en una labor algo atropellada en ocasiones y que se alargó, quizás en exceso, con la intención de lograr el trofeo que le abriese la puerta grande. Pinchazo soltando y estocada que le valió una oreja y la puerta grande que, hay que decirlo, se tradujo en un triunfo menor. Lo bueno es que la terna progresa adecuadamente y queda la sensación de que es preciso verlos con toros de más juego, acometividad y poder. Así sea.

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