El SEAD 23: el primer dron 'fantasma' de la Armada, invisible al radar y armado hasta los dientes
La Armada española ha recibido su primer dron marítimo de combate, un vehículo no tripulado de superficie diseñado y fabricado en Galicia.

SEAD 23
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Un salto tecnológico con sello español
El SEAD 23 es un Vehículo de Superficie No Tripulado (USV, por sus siglas en inglés) desarrollado por la empresa gallega Seadrone, integrada en el grupo Zelenza. Su adquisición, formalizada a finales de 2024 por 1.1 millones de euros, marca un hecho histórico para la Armada.
Con siete metros de largo y construido íntegramente en fibra de vidrio, este dron destaca por su baja detectabilidad radar, una característica clave para misiones discretas. Su propulsión le permite alcanzar una velocidad punta de 36 nudos (unos 67 km/h), mientras que, navegando a baja velocidad (4 nudos), puede mantener una autonomía operativa de hasta una semana.
Un "cajón de misiones" versátil y letal
La verdadera potencia del SEAD 23 reside en su arquitectura modular. Puede reconfigurarse rápidamente para una amplia gama de misiones, desde patrulla rutinaria hasta reconocimiento del fondo marino. Su capacidad de carga útil de 600 kg permite integrar diversos sistemas:
- Vigilancia: Cámaras electroópticas e infrarrojas (EO/IR), radar de superficie y detectores de radiofrecuencia.
- Guerra electrónica: Equipos inhibidores para negar el uso del espectro electromagnético al enemigo.
- Armamento: Puede equipar una Estación de Armas Remota (RWS) como la Lionfish de Leonardo, de calibre 12.7 mm o 30 mm. Además, tiene capacidad para lanzar torpedos ligeros, minas y munición merodeadora "Milvus" –drones kamikaze de fabricación propia–.
El dron actúa como "ojos y oídos" más allá de la línea de vista, protegiendo infraestructuras críticas y cables submarinos sin exponer vidas humanas.

FOTOGRAFÍA DEL SEAD 23
De ejercicios internacionales a la base de Rota
Este dron no llega de repente. Su desarrollo, de unos tres años, ha estado estrechamente ligado a un riguroso proceso de evaluación operativa con la Armada. Ha participado en destacados ejercicios multinacionales como el proyecto europeo OCEAN 2020 –donde operó desde la fragata Santa María–, y en varias ediciones de los ejercicios REPMUS y Dynamic Messenger con la Marina Portuguesa. También ha sido probado en operaciones militares complejas desde buques como el Castilla y el portaeronaves Juan Carlos I. La entrega oficial se realizó el pasado 9 de diciembre en la Base Naval de Rota, donde el Centro de Experimentación y Vehículos No Tripulados (CEVENTA) ha iniciado ya la formación de sus operadores.
El camino hacia la operatividad total
La fase actual se centra en el entrenamiento del personal con apoyo de técnicos de Seadrone. El objetivo es lanzar una campaña de experimentación a principios de 2025 para integrar nuevas cargas útiles. La hoja de ruta oficial establece que el SEAD 23 alcanzará su plena capacidad operativa en septiembre de 2026. Entre las prioridades está la integración definitiva de la estación de armas remota y la munición merodeadora, potenciando su faceta ofensiva. La Armada valora especialmente su capacidad de enlace por satélite, que le permite operaciones a larga distancia limitadas solo por el combustible.
Una herramienta clave para la seguridad nacional
El despliegue del SEAD 23 proporcionará una ventaja táctica significativa en escenarios de alto riesgo. En operaciones militares complejas, realizará reconocimientos y sondeos del mar previos a un desembarco, eliminando peligro para los infantes de marina. En la lucha contra minas, podrá remolcar sonares o vehículos submarinos para identificar y neutralizar explosivos sin poner en riesgo a los buques cazaminas tripulados. Su zona de operaciones natural será el Estrecho de Gibraltar, donde reforzará la vigilancia del tráfico marítimo, la protección de infraestructuras críticas y la lucha contra la piratería, pudiendo incluso disuadir a intrusos mediante megafonía.
Su gran virtud es que evita o limita el despliegue de medios humanos en situaciones de alto riesgo"
Filial de Zelenza
La llegada del SEAD 23 consolida la apuesta de la Armada por los sistemas autónomos y el concepto de colaboración entre plataformas tripuladas y no tripuladas, situando a España en la vanguardia de la innovación naval.



