El aparato doméstico que te está haciendo perder más dinero del que crees: con los modelos actuales podrías ahorrar más de 100 euros
Muchas familias siguen usando este electrodoméstico sin saber las consecuencias que puede tener para su bolsillo

Chica desesperada por el gasto en la factura de la luz
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En muchas casas de las casas de nuestros mayores, aún se siguen conservando aparatos domésticos que les llevan acompañando más de 20 años. Pueden dar una sensación de garantía, incluso de un romanticismo, que si miramos la factura de la luz, deja de ser tan agradable.
Te hablo de la nevera, el aparato silencioso al que menos atención prestamos, pero que tanta falta nos hace. La mayoría de las neveras de antes del 2010 no cumplen con la normativa energética actual, que aboga por una reducción del gasto energético.

Nevera vieja y desgastada
Las dos normas que pueden obligarte a cambiar de nevera
La Unión Europea regula el consumo energético de nuestros aparatos domésticos. En 2019 entró en vigor la ley sobre diseño ecológico de refrigeradores domésticos. Esta normativa apuesta por cuatro principios básicos. El primero, el que nos lleva hasta aquí, regula la energía máxima que una nevera/congelador puede consumir anualmente.
Los frigoríficos grandes hasta 70 kWh para un volumen de 309 litros. En el caso de los congeladores que usamos para conservar la comida, la normativa es la siguiente: hasta 146 kWh para un volumen de 343 litros.
Por otro lado, el Reglamento (UE) 2019/2016, establece las nuevas reglas de etiquetado para los aparatos de refrigeración doméstica. Las clases A +, A + + y A + + han sido reemplazadas por las letras: A, B, C, D, E, F y G, siendo las neveras A las que menos energía consumen y las G las que más. La etiqueta tiene un código de colores y letras grandes para la clase energética.
El dinero que te ahorrarías cambiando de nevera
Los modelos pre 2010 consumían antiguamente de media entre 500 y 600 kWh al año, mientras que las neveras fabricadas a partir de ese año consumen entre 150 y 180 kWh anualmente. Según datos del IDAE, en 2010 los frigoríficos representaban un 18.9% del consumo electrónico doméstico, lo que obligaba a las familias a estar muy seguros de la compra que iban a hacer. Afortunadamente, según datos de la REE (Red Eléctrica Española), en 2023 los frigoríficos solo representaban un 14% del consumo de energía total de un hogar.
Ahora bien, ¿por qué debería de importarme esta bajada del porcentaje? Pues bien, no es solo el porcentaje de energía el que se ha visto reducido, sino también el dinero que tenemos que pagar anualmente para mantener en funcionamiento al aparato que se encarga de conservar nuestra comida día y noche.

nevera nueva
Hace no más de 15 años, el gasto anual por mantener nuestras neveras y congeladores en funcionamiento, suponía un gasto de entre 153 y 183 euros cada ejercicio, mientras que ahora solo nos supone un gasto de entre 46 y 55 euros.
En definitiva, cambiar un simple electrodoméstico puede suponer un ahorro a cada familia de entre 93 y 128 euros, lo que no debería de "poner en jaque" a nadie que tuviese dudas sobre cambiar su frigorífico de toda la vida por uno más moderno y económico.