La situación es la siguiente: una conductora circula con su coche por Shanghai (China), en una carretera de tres carriles con bastante tráfico. Es 1 de agosto y ahí fuera hace bastante calor a estas alturas del año en esta parte del mundo. Nuestra protagonista ha dejado su teléfono móvil, un iPhone 6, en el salpicadero, a pleno Sol. Mala idea.

En un momento dado, el terminal explota. La conductora grita del susto, como es evidente. Del móvil comienza a salir alguna pequeña llama de fuego. Ante la situación, la mujer baja la velocidad y la ventanilla. De nuevo, mala idea: el aire que entra del exterior alimenta las llamas y el teléfono empieza a arder de verdad. Es en ese momento cuando la dueña del iPhone incendiado detiene por completo el vehículo y grita de puro pánico. El humo hace que la señal sonora de emergencias del coche se active.

Cuando sale, la mujer, presa del miedo, chilla que su teléfono ha explotado. Según han publicado varios medios de comunicación chinos, el problema ha ocurrido en la batería, una imitación de poca calidad y barata de la original de Apple que, según el marido de la sufrida conductora, un reparador le cambió cuando la que venía con el smartphone comenzó a fallar.

También explotaban los Samsung Galaxy Note 7

No es la primera vez que un teléfono explota. En el verano de 2016 el modelo Galaxy Note 7 de Samsung tuvo hasta 35 casos de este tipo que obligó a la compañía surcoreana a suspender las ventas del móvil a nivel mundial. Solo en España, las pérdidas fueron de 42 millones de euros.