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Sarcopenia, la enfermedad que amenaza a la mitad de la población mundial

Sarcos (“carne”) y penia (“pérdida”), describe un proceso relacionado con el envejecimiento, la pérdida de fuerza muscular.

Todos deseamos llegar a viejos, y todos negamos que hayamos llegado decía Quevedo

 "Todos deseamos llegar a viejos, y todos negamos que hayamos llegado" decía Quevedo

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Tiempo de lectura: 5'Actualizado 19:23

"¡Oh vejez enojosa! No tienes nada bueno que ofrecer a los mortales sino que por el contrario eres pródiga en dolores y enfermedades"  exclamaba el poeta Menandro hace quince siglos. Cien años antes, Sófocles ponía en boca de Edipo: “mi cuerpo ya no tiene fuerzas para caminar solo sin que alguien lo guie”. Y para Chateaubriand, "la vejez es un naufragio". 

La Sarcopenia es sin duda un lastre de la vejez. El término define el proceso de pérdida de masa y fuerza muscular que ocurre con el avance de la edad con riesgo de presentar resultados adversos como discapacidad física, calidad de vida deficiente y mortalidad. Hay quien lo define como un pulso a los años y es un mal al que estamos abocados todos si no ponemos remedio, porque aunque la edad es un "mal" irreversible    (de momento), podemos llegar hasta el final de nuestros días con un mejor estado de salud si evitamos el sedentarismo, y tomamos una dieta rica en proteína y vitamina D.

Pese a ser un padecimiento de la ancianidad, la sarcopenia es un mal joven, diagnosticado hace tres décadas por el neurólogo, profesor de la Universidad de Harvard, Irwin Rosenberg y que engloba esa pérdida de masa muscular que antes se encuadraba en los males propios de la edad. La pérdida de músculo es un proceso universal y progresivo como el propio envejecimiento. El músculo senescente presenta cambios anatómicos, histoquímicos y funcionales.

La preocupación por este trastorno físico se ha colocado en los últimos años en el primer plano del interés geriátrico y gerontológico, de hecho, la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología ha creado un 'Observatorio de la Sarcopenia', para promover actividades formativas y de investigación en este campo.

La importancia del envejecimiento muscular

Con la edad disminuyen una serie de hormonas, este descenso está directamente relacionado con las alteraciones que se observan en diversos procesos fisiológicos. "La disminución de testosterona en el hombre se relaciona con una pérdida de la masa y de la fuerza muscular, y la disminución de los niveles de estrógenos en la mujer, asociada a la menopausia, puede tener efectos similares, dados los efectos anabólicos sobre la masa muscular que tienen los estrógenos" (podemos leer en 'La eclosión de la sarcopenia: Informe preliminar del Observatorio de la Sarcopenia de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología'). Además, "durante la menopausia se ha observado una disminución en la fuerza muscular que se correlaciona con una rápida disminución en la producción de hormonas por los ovarios. Estas observaciones sugieren que las hormonas sexuales femeninas pueden desempeñar un papel en la regulación del tamaño de la musculatura esquelética en mujeres de mediana y avanzada edad".

Los geriatras señalan que "la masa magra, formada fundamentalmente por los músculos esqueléticos, representa aproximadamente el 45-55% de la masa corporal total y se reduce con el paso de los años. Dicha pérdida es uno de los elementos que intervienen en la pérdida funcional que frecuentemente aparece con la edad. Esta pérdida puede no estar acompañada de una bajada significativa de peso, puesto que a la pérdida de masa muscular puede asociarse a un aumento de la masa grasa. Otro aspecto relevante es la confirmación de que con el envejecimiento también se producen cambios en las características micro y macroscópicas del músculo".

Entre los 20 y 30 años, el cuerpo alcanza el pico, la cumbre del desarrollo muscular, cúspide que se va perdiendo a partir de los 50 años, especialmente en las personas sedentarias y en los varones más que en las mujeres. "A pesar de ello, los varones tienen mayor masa muscular que las mujeres y una esperanza de vida más corta, por lo que la sarcopenia es, potencialmente, un problema de salud pública mayor en las mujeres que en los varones y podría explicar las diferencias entre géneros en la esperanza de vida activa. La pérdida muscular sigue un patrón diferente en los varones y en las mujeres. Mientras que en los primeros se produce de manera gradual, en las segundas, se produce de manera más abrupta al llegar la menopausia" advierten los geriatras españoles.

¿Cómo prevenir y tratar la Sarcopenia?

La ingesta de proteínas es fundamental para lograr una adecuada masa muscular en la juventud  y para que se mantenga hasta en las edades avanzadas. "Por este motivo" los médicos recomiendan "optimizar la ingesta proteica en los mayores, ya que se estima que un 32-41% de las mujeres y un 22-38% de los varones con edad igual o superior a los 50 años consumen proteínas por debajo de las recomendaciones existentes".

El tratamiento de la sarcopenia tiene tres grandes pilares: la intervención nutricional, el ejercicio físico y, posiblemente, la intervención farmacológica.

El músculo del anciano es más sensible al efecto negativo de la inactividad y requiere un mayor aporte proteico que el recomendado para un individuo joven:

  • Este aporte aumentado es beneficioso, no solo para mantener la masa muscular, sino para el manejo de otras enfermedades como la obesidad, la osteoporosis, la diabetes mellitus y el síndrome metabólico.Los requerimientos de proteínas son proporcionales al peso corporal, no a la ingesta de energía, ya que ésta se reduce con el envejecimiento.
  • Las necesidades de proteínas aumentan en 1% por cada descenso de 100 Kcal en la ingesta energética por debajo de las 2000 Kcal diarias 
  • Un estilo de vida sedentario reduce la eficiencia de los aminoácidos. La calidad de la dieta y la actividad física son los factores limitantes parta mantener un adecuado recambio proteico que permita la regeneración muscular.
  • La edad altera la digestión y biodisponibilidad de algunas proteínas. Respecto a las proteínas de la leche, se absorben mejor las proteínas procedentes del suero que las caseínas. 

El ejercicio físico es fundamental: como ya hemos dicho anteriormente, la potencia muscular comienza una carrera descendente desde los 45-50 años. La velocidad de esta disminución depende de múltiples factores, uno de los fundamentales es, sin duda, la actividad física. "Está demostrado que la sarcopenia empeora con el desuso del músculo y que la inactividad produce una mayor y más rápida pérdida de masa muscular. Sin embargo, incluso los atletas veteranos desarrollan sarcopenia, lo que sugiere que esta entidad no puede ser completamente prevenida sólo con la actividad física. Pero es evidente que el estilo de vida sedentario típico en los países occidentales, que afecta a todas las edades, pero especialmente a los ancianos, hace que la inactividad acelere la pérdida de masa muscular" advierte la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología.

Si incluso los deportista de alto rendimiento sufren este desgaste muscular y neurológico, ¿qué tipo de actividad física debemos practicar cuando hemos llegado a la ancianidad?

"Es preciso distinguir entre actividad física, cualquier movimiento del cuerpo producido por una contracción de la musculatura esquelética que aumenta el gasto energético; ejercicio físico que es una subcategoría de la actividad física en la cual se realizan de una manera voluntaria, estructurada y repetitiva cierto tipo de movimientos corporales, con o sin la intención explícita de mejorar alguna característica del bienestar físico y del bienestar físico y el fitness, que se refiere a una serie de características que contribuyen a la capacidad de poder realizar trabajo físico: capacidad cardiorrespiratoria, potencia muscular, equilibrio, flexibilidad, composición corporal, etc." señala el Informe preliminar del Observatorio de la Sarcopenia que recoge cuatro modalidades de ejercicio físico que pueden ser beneficiosos para los ancianos: ejercicios de resistencia o potenciación muscularaeróbicos, de equilibrio y de flexibilidad o elasticidad. En relación con la sarcopenia, no existe un tipo de ejercicio específico, todos parecen tener alguna utilidad, aunque los más beneficiosos son los de resistencia o potenciación muscular".

En cuanto a la ayuda farmacológica, "la administración de vitamina D disminuye el riesgo de caídas, sin embargo, sus efectos sobre la masa muscular, la fuerza muscular y el rendimiento arrojan resultados controvertidos. Probablemente, el tratamiento con vitamina D en la sarcopenia adquiere mayor efectividad cuando se administra a personas con déficit de esta vitamina y forma parte de un tratamiento multifactorial". También favorece el aumento de masa muscular y fuerza, la administración de diversas hormonas como la del crecimiento (GH), además se sigue investigando y están en marcha distintas terapias.

 "Todos deseamos llegar a viejos, y todos negamos que hayamos llegado" decía Quevedo. Todos los humanos estamos condenados a envejecer y con el aumento de la esperanza de vida, gracias precisamente a una vida más sana, más ejercicio y a la medicina cumpliremos muchos años. Lo importante es tener calidad de vida  y disfrutar de las mejores condiciones porque "jamás un hombre es demasiado viejo para recomenzar su vida y no hemos de buscar que lo que fue le impida ser lo que es o lo que será" recomendaba Miguel de Unamuno.

"Envejecer" dijo el cineasta Ingmar Bergman que vivió 89 años, "es como escalar una gran montaña; mientras se sube las fuerzas disminuyen, pero la mirada es más libre, la vista más amplia y serena".

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