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Ratas: su cambio de comportamiento y costumbres por el coronavirus

El confinamiento de los humanos en nuestras casas ha llevado a otras especies a ocupar su lugar en las calles, sobre todo, en busca de comida

En muchas ciudades, las ratas se están matando entre ellas para sobrevivir

 En muchas ciudades, las ratas se están matando entre ellas para sobrevivir

Raquel Pérez Polo
@RaquelPerezPolo

Redactora COPE 

Tiempo de lectura: 5'Actualizado 02:18

La rata es, por méritos propios, la protagonista de este año..., para los chinos. 2020 es el año de la rata y eso era, y sigue siendo, muy significativo. En primer lugar porque la rata, pese a ser el animal más pequeño de los 12 que están representados en la astrología oriental, es el primer signo zodiacal chino y con el que comienza todo. Y segundo, precisamente por estar bajo el signo de la rata -un animal considerado por el horóscopo chino como el más intuitivo, astuto y audaz-, se nos presentaba por delante un buen año, lleno de oportunidades y de perspectivas para ampliar nuestros intereses.

Doce meses de grandes relaciones y éxitos, en definitiva, un año de abundancia y prosperidad. Y aún lo puede ser porque de momento solo llevamos consumidos poco más de tres meses y medio, aunque de momento este 2020 sigue con la mala fama que precede a todos los años 20 de los últimos siglos.  De hecho algunas reflexiones de maestros del Feng Shui sobre el nuevo año dan escalofríos vistas dos meses después y que afirman que este 2020 es el punto de partida de una época de profundas transformaciones que permite “descartar lo inservible empezar un camino distinto”.

Están apareciendo ratas hambrientas en barrios de grandes ciudades como de Stuttgart o de Nueva Orleans

Están apareciendo ratas hambrientas en barrios de grandes ciudades como de Stuttgart o de Nueva Orleans 

Pues el protagonismo de las ratas sigue por todo lo alto y no es por estar presentes en los calendarios de más de mil millones de habitantes del planeta. Estos roedores, de los que existen hasta 65 especies distintas, están campando a sus anchas por las calles de muchas grandes ciudades de todo el mundo. Hasta aquí, podríamos decir que no es noticia porque ratas hay en todas las grandes urbes del planeta; lo noticioso radica en que son mucho más visibles e incluso se están atreviendo a entrar en nuestras casas. 

El motivo: buscar la comida que escasea en los cubos de basura, su habitual fuente de alimentación si la vida en la Tierra no hubiera dado un giro de 360º con la pandemia que ha provocado la COVID19.

El coronavirus está cambiando el comportamiento de las ratas

Las fotografías de las calles desiertas de casi todas las grandes ciudades del mundo, urbes muchas de ellas siempre llenas de gente y bullicio por ser grandes atractivos turísticos, llenan los informativos televisados, las páginas webs de los grandes medios de comunicación de todo el mundo.

Son noticia, precisamente por eso, por lo estremecedor que resulta ver un mundo casi desierto protegiéndose de un enemigo invisible, pero que, de momento, nos ha dejado confinados en casa a gran parte de los 7.700 millones de habitantes que según Naciones Unidas poblamos la Tierra (atendiendo a los datos del último informe demográfico de 2019).

El que no salgamos de casa ha supuesto el cierre de comercios de todo tipo, salvo los supermercados y tiendas de alimentación, y entre los que han echado sus cierres están los restaurantes. Los cubos de basura de muchos restaurantes eran visitados de madrugada, que es cuando les gusta salir de sus escondites, por las ratas que tenían cubierta su demanda de alimentos con las sobras que encontraban en ellos.

Pero ¿qué ha pasado? Que de repente esa fuente de provisiones no está, pero estos roedores necesitan seguir comiendo. Ante la falta de alimento fácil se están llegando a producir peleas a muerte entre ellas para conseguir lo que encuentran por la calle. Un comportamiento caníbal, pero no el único. En las calles puede que no deambulen personas, sin embargo, la presencia de ratas es más evidente y su número bastante elevado. 

Esta ocurriendo en muchas ciudades del mundo, pero tenemos ejemplos muy claros. En el famoso Barrio Francés de Nueva Orleans, donde si no existiera el coronavirus cada día miles de personas recorrerían sus calles y comerían en sus bares y restaurantes armonizados por bandas de jazz, ahora solo pasean ratas. Ratas hambrientas que no tienen miedo a abandonar sus escondites incluso a plena luz del día y buscar y rebuscar en todas partes. El impacto de las imágenes, para quien teme o le dan mucho asco estos animalitos, puede ser sobrecogedor. La noticia es de gran magnitud como cuentan en el programa matinal de la CBS, This Morning.

Por situarnos en otro lugar del planeta, algo parecido está ocurriendo en Stuttgart en Alemania, y en Bangkok, la capital de Tailandiacampan a sus anchas entre los famosos puestos de alimentos de algunas de sus calles (si las imágenes de Nueva Orleans era sobrecogedoras, estas son mucho más impresionantes).

Animales muy audaces cuyos dientes no tienen barreras 

"Las ratas son animales salvajes, si hay un bebé en su cuna con un biberón, van a seguir su olor y llegarán hasta él", dice el rodentólogo estadounidense, Robert Corrigan, que estudia desde hace años a los roedores y que está siguiendo a diario lo que sucede en grandes ciudades de Estados Unidos, no solo Nueva Orleans sino en el mismo Nueva York o Washington. 

En algunas ciudades están llegando a barrios por donde no se las veía e incluso entrando en las casas por debajo de las puertas o pequeñas grietas porque, las ratas "se retuercen y pueden entrar fácilmente por pequeña que sea la abertura y más si están hambrientas", recuerda Corrigan que destaca que "son muy peligrosas dentro de una casa".

"No hay evidencias" dice, sin embargo Corrigan, de que "los roedores puedan infectarse con el SARS-Cov-2, el virus causante de la COVID19, pero si los humanos podemos llevar el coronavirus en las yemas de los dedos, las ratas podrían transpotarlo en sus patas, en el pelaje o en sus colas y si entran en nuestras casas, contagiarnos y expandirlo".

Ante estas evidencias, el entomólogo, Jim Fredericks, jefe de las Asociación Nacional del manejo de Plagas de EE.UU.  recomienda extremar la limpieza en nuestros hogares y no acumular mucha basura; cerrar y tener siempre tapados los contenedores de los desperdicios sellar grietas si vemos en las paredes.

Y si las ratas tienen hambre, también les está ocurriendo lo mismo a otras especies, "ellas también son víctimas. Al tener que salir a la intemperie para conseguir comida se van a conventir en presas fáciles para halcones urbanos, búhos o mapaches", afirma el experto en plagas.

Ponerse al volante o pelearse entre ellas para conseguir comida

Y no es un experimento de laboratorio. Nos lo enseñó a todos Sam Rowley cuya paciencia y su cámara consiguieron captar el momento en el que dos ratoncillos del metro de Londres se peleaban entre ellos por los restos dejados por los viajeros, cuando había viajeros en el suburbano, antes de la pandemia en el mes de febrero.

Lo siguiente si es un estudio realizado en la Universidad de Richtmond (EE.UU.) por la profesora en psicología Kelly Lambert  que ha demostrado que los roedores que son capaces de conducir un vehículo hecho a su medida y lo hacen para obtener comida.

Esta nueva habilidad sugiere que sus cerebros son más flexibles de lo que se creía y señalan las bondades de estar en un ambiente con objetos con los que se puede interactuar, "lo que lleva a una mayor flexibilidad conductual y neuroplasticidad" y eso sin pasar por alto otro estudio que ha demostrado que los ratones saben jugar al escondite con humanos.

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