El ictus es la principal causa de Daño Cerebral. Se produce en el momento en el que se interrumpe el flujo sanguíneo en alguna zona del cerebro, y que provoca la pérdida de alguna capacidad cerebral. En el 20% de los casos puede ser mortal, y el 44% de las personas que logran sobrevivir a un ictus padecen una discapacidad grave. En cualquier caso, existen dos tipos de Ictus:

- Los isquémicos, que están producidos por la obstrucción de vasos sanguíneos, que impiden el riego en una parte del cerebro.

- Los Hemorrágicos, que están causados por la rotura de arterias, que provoca una  hemorragia cerebral. Pese a ser los que se producen con menor frecuencia, tienen una tasa de mortalidad mayor.

El Ictus es difícil de prevenir, dado su carácter brusco y repentino. Los síntomas son numerosos, que dependen de la zona del cerebro en la que se manifiesten. Las principales señales de alarmas son:

- Pérdida de fuerza o sensibilidad en la mitad del cuerpo.

- Reducción parcial y a veces total de la visión 

- Dificultades para hablar o para entender.

- Dolor de cabeza muy intenso y con un comienzo brusco y diferente al habitual.

En cuanto a las personas que son susceptibles de padecer un ictus, dependen directamente de sus hábitos de vida y nivel de estrés. Algunos de los factores de riesgo, además de ser mayor de 60 años, son:

- Sexo: Aunque se suele producir más entre hombres que entre mujeres, la tasa de mortalidad en mujeres suele ser mayor.

- Antecedentes de ictus en familia: Es necesario tener mayor prevención en los casos en los que exista antecedentes en la familia.

- La hipertensión arterial: Valores superiores a 140/80 deben ser controlados periódicamente por el médico.

- El consumo de tabaco y drogas.

- El consumo excesivo de alcohol.

-  Elevados niveles de colesterol y de triglicéridos.

- La obesidad.

- La vida sedentaria.

- Estrés

En caso de padecer uno o varios de estos síntomas, lo más sensato es dar aviso a urgencias para que envíen una ambulancia.