¿Por qué nos ponemos rojos cuando hace frío?
Cuando la temperatura exterior es muy baja, la sangre deja de circular por lugares que están cerca de la piel para hacerlo más en el interior

¿Por qué nos ponemos rojos cuando hace frío?
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Después de un periodo de inestabilidad meteorológica a principios de año, la presencia de un potente anticiclón sobre el norte de África ha disparado las temperaturas estos días hasta los 20-25 grados, alcanzando valores primaverales e incluso de verano. En Alicante y Valencia, por ejemplo, han llegado este fin de semana a 25 grados, y en Castellón a 22 grados. Registros más propios del mes de mayo que han sorprendido a todos y demuestran que los inviernos ya no son tan fríos como antes.
La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) advierte, eso sí, de que nos encontramos ante “veranillo en invierno” y que quedan todavía muchos días de frío por delante. Así que no dejes muy lejos el abrigo, el gorro y la bufanda porque muy probablemente pronto tendrás que volver a usarlos. A diferencia de muchos animales, el hombre no está preparado para soportar el frío. Es por ello por lo que usamos ropa que evita que el calor que genera nuestro cuerpo se escape.
Nuestro cuerpo activa una serie de reacciones para poder mantener, a pesar del frío exterior, una temperatura estable. Ya contamos hace unos días por qué castañean nuestros dientes cuando tenemos frío. "Cuando el frío comienza ir más allá de lo que cada uno tolera nuestro cerebro reacciona con movimientos involuntarios y empezamos a tiritar, ya sea con el castañeo de los dientes o con los escalofríos y el temblor del cuerpo. En el caso de los dientes, son los músculos de la zona de las mejillas los que se mueven rápidamente chocando las mandíbulas una contra otra para que nuestro organismo reponga el calor corporal. Pero debemos tener cuidado y ser conscientes de que si nuestra temperatura interna cae considerablemente y el castañeo aumenta de ritmo, podemos acabar con los dientes astillados", contábamos en COPE.es.
Hay otra reacción 'natural' de nuestro cuerpo ante el frío. Cuando la temperatura exterior es muy baja, la sangre deja de circular por lugares que están cerca de la piel para hacerlo más en el interior, donde tenemos los órganos importantes. Pero ojo:al circular menos sangre, la piel se queda más pálida. Cuando entramos en calor, las orejas, mejillas y nariz se ponen rápidamente rojos porque es la zona de la cara donde hay más vasos sanguíneos. De ahí que cuando la sangre vuelve a recicular más cerca de la piel es lo que antes se pone rojo.