Okupan su casa en Getafe y cuando la recupera descubre que habían tirado un objeto que valía más que el dinero
Sergio, vecino de la localidad madrileña, explica cómo han conseguido echar a las cuatro personas que habían okupado la casa de su abuelo

Fachada edificio okupado Comunidad de Madrid
Madrid - Publicado el
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Los datos oficiales sobre okupación ilegal en Getafe reflejan una realidad menos alarmante de lo que algunos discursos políticos pretenden hacer creer. Según la Delegación del Gobierno en Madrid, en 2024 se registraron 1.616 denuncias por usurpación de viviendas en toda la Comunidad de Madrid, un 43% menos que el año anterior.
En comparación con otros municipios del sur, como Fuenlabrada o Leganés, Getafe no destaca como un foco crítico, aunque casos como el de Agustín, un anciano cuya vivienda familiar fue ocupada ilegalmente, exponen el drama humano detrás de las estadísticas.
La okupación representa apenas el 0,057% del parque de viviendas en España, según el Ministerio del Interior, pero la percepción social, alimentada por relatos mediáticos y políticos, la sitúa como una amenaza masiva. En Getafe, con cerca de 190.000 habitantes, los incidentes son esporádicos, pero devastadores para quienes los sufren. Agustín, propietario legítimo de una casa en la que vivió más de medio siglo, es uno de ellos. Su historia, difundida originalmente por Antena 3, revela no solo el modus operandi de los ocupas, sino el daño irreparable a la memoria familiar.

Edificio de pisos en Getafe
Okupas en un piso de Getafe
Hace una semana, Sergio, nieto de Agustín, pasó por la casa de su abuelo para recoger el correo. Al ver la ventana abierta, algo inusual en un hombre meticuloso como Agustín, intentó entrar, pero la cerradura había sido cambiada. Dentro, varios desconocidos se movían con tranquilidad. "Traté de guardar la calma", relata Sergio. La familia contactó a una empresa de desokupación, pero los intrusos, lejos de intimidarse, presentaron un contrato de arrendamiento falso a la Policía Nacional, respaldado por un vídeo manipulado donde simulaban una mudanza.
Fueron los propios ocupas quienes, en un giro irónico, llamaron a la policía para "protegerse" de la familia. Llamaron ellos para echarnos a nosotros del descansillo porque les estábamos molestando, y la policía les echó a ellos por allanamiento", explica Sergio. Los agentes, al detectar inconsistencias en la documentación, arrestaron a cuatro personas (tres hombres y una mujer) por allanamiento y falsificación. Entre sus pertenencias encontraron pruebas de que subarrendaban habitaciones y documentos que delataban antecedentes por estafa y robo.

Sergio, nieto del propietario del piso okupado en Getafe
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Al recuperar la vivienda, la familia descubrió que los ocupas habían vendido televisores y equipos de música, pero lo más doloroso estaba en la habitación de la abuela fallecida, conservada como un santuario. "Era un museo para ella. Ahora está vacía: abrigos, peluches, fotos… todo fue tirado a la basura", describe Sergio. Para Agustín, de 82 años, la pérdida de esos objetos, sin valor económico pero cargados de afecto, supera el daño material. "Han vendido lo que podían y destruido lo que no", añade su nieto.
Así, este caso ilustra la brecha entre las cifras oficiales y la vulnerabilidad de ciertos colectivos, como los ancianos. Aunque Getafe registra niveles históricos de empleo, la desprotección jurídica en casos de okupación sigue siendo un caballo de batalla. Mientras, plataformas de afectados denuncian que muchos no recurren a ayudas públicas por desconfianza o desconocimiento.
Agustín, ahora reinstalado en su hogar, intenta reconstruir lo perdido. Su historia, más que un dato en un informe, es un recordatorio de que tras cada okupación hay vidas rotas y recuerdos irrecuperables. Y que, a veces, lo que se tira a la basura vale más que el dinero.