Son muchas las personas a las que hay que agradecer su trabajo y su esfuerzo incondicional durante estos días. Todos los días a las 8 de la tarde, los españoles salimos a nuestros balcones y nos asomamos por nuestras ventanas para aplaudir a todos aquellos que están haciendo posible que demos la batalla contra el coronavirus. Son miles los médicos, los enfermeros, los auxiliares, los celadores, los transportistas, los policías, los bomberos, los profesionales de los supermercados... Pero también hay otros muchos héroes anónimos que, sin buscar gloria alguna, se dejan la piel en silencio para que todos podamos salir de esta.

El pasado lunes, la Comunidad de Madrid anunció que iba a poner en marcha una operación para acondicionar los distintos pabellones de la Feria de Madrid para convertirlos en el mayor hospital de campaña de toda España. En él habrá capacidad para mas de 5.000 camas.

Hoy ese hospital ya está operativo y son cientos los héroes y las heroínas que trabajan en él cuidando y curando a los enfermos. Ellos son la cara visible de todo este proyecto. Sin embargo, para que la idea se materialice han sido necesarias muchas personas trabajando sin descanso para materializar esa reconversión de los pabellones de IFEMA.

Chumi es uno de los bomberos que ha trabajado en el acondicionamiento de una de las galerías. Galerías de más de 300 metros de longitud en cuyos sótanos se ha trabajado sin descanso antes de que el recinto acogiera pacientes. También se ha llevado a cabo una instalación de oxigeno para los pacientes que albergaría el recinto cada cinco metros de una galería de 300 metros. En total 60 instalaciones hechas a contrarreloj para no conceder ni un solo segundo al virus. Y para semejante trabajo, evidentemente, se necesitaba gente. Es cierto que ha habido bomberos y efectivos de la UME, pero en esta ocasión ellos han sido minoría. "Aquí ha venido personal autónomo y parado que con su buena fe ha venido aquí con su herramienta para que hoy esté listo este hospital", cuenta a COPE un bombero. 

Solo de este modo ha sido posible materializar el proyecto faraónico de la Comunidad de Madrid en IFEMA. Dos días y medio de duro trabajo que ya están dando sus frutos con una veintena de altas confirmadas. Porque son muchos los que estos días se están dejando absolutamente todo lo que tienen para que otros se recuperen lo antes posible. A casi todos les podemos ver y reconocer por llevar batas o conducir camiones, pero hay otros muchos que trabajan en silencio y hacen posible los milagros.