La vuelta al cole copa la atención de muchos en los primeros días de septiembre. Y más en esta nueva normalidad caracterizada por el coronavirus, que también ha llegado a los centros educativos. Además de los debates generados por la pandemia y su incidencia en las aulas, hay otro, ya plenamente escolar, que parece volver con fuerza en las últimas horas: ¿jornada partida o jornada continua?

En COPE repasamos las bondades de cada una (que se transforman en inconvenientes al mirarlas desde el prisma contrario) ahora que algunos padres y expertos defienden con fuerza el horario partido.

Jornada partida

Se dice que el rendimiento académico queda potenciado con esta, que se desarrolla aproximadamente entre las 9 y las 13 horas y entre las 15 y las 17. Es en este segundo tramo, ya correspondiente a la tarde, cuando se dan los índices más altos de atención y rendimiento: coinciden con las actividades extraescolares.

Otro punto a favor de esta modalidad es para, muchos padres, el tiempo de calidad que sus hijos pasan en el colegio. Allí siempre hacen algo de provecho, pero si están en casa toda la tarde pueden surgir distracciones (como la televisión o los videojuegos). Que todos deban usar el comedor, con unos menús escolares que se supone que garantizan una nutrición correcta (importante en el caso de las familias con menos recursos), también es una buena baza: de hecho, este servicio sale reforzado.

La jornada partida potencia las actividades extraescolares y la conciliación. Además, sale más barata a los padres.

Jornada continua

Los partidarios de esta jornada escolar, que dura más o menos desde las 9 hasta las 13 horas, aseguran que los niños rinden y atienden más en las primeras horas de la mañana. También puede ser positiva al gozar de más tiempo libre, ya que los alumnos tienen la tarde desocupada: actividades extraescolares, vida familiar, ocio...

Comer en casa puede resultar más saludable que hacerlo en el comedor y los padres siempre pueden dejar más tiempo a sus hijos en el colegio si lo necesitan, ya que también están abiertos por la tarde. Los profesores tienen más tiempo para dedicarse a otras tareas ajenas a la docencia y sólo hay un viaje de ida y otro de vuelta para llevar a los niños y recogerlos.

Por último, el comedor es menos 'obligatorio' en esta jornada. Como el niño no vuelve a clase por la tarde, la decisión de ahorrarse el servicio puede ser más fácil de tomar para sus padres.

Vistas una y otra opción, lo cierto es que la jornada continua viene imponiéndose en cada vez más centros desde hace unos cursos. Eso sí, a veces es una jornada partida encubierta, debido al servicio de comedor y las actividades extraescolares que se realizan por la tarde.

Sea como sea, estas son las dos modalidades más populares en España en cuanto a horarios escolares. Juzguen ustedes mismos con cuál se quedan.