La información sobre política, sexo, salud o raza es materia sensible. Lo dice la Agencia Española de Protección de Datos, que además advierte de que no se puede recoger, almacenar ni comercializar. Pero se hace. Se puede decir que estamos etiquetados. Lo saben prácticamente todo de nosotros siguiendo las huellas que dejamos en páginas visitadas, al clikar un “me gusta”, o hacer comentarios y dar opiniones.

El estudio realizado por José González y los hermanos Ángel y Rubén Cuevas, investigadores de la Universidad Carlos III de Madrid, determina que dos de cada tres usuarios de Facebook en Europa están expuestos a campañas de publicidad segmentadas a partir de datos personales privados. El 74% de los usuarios de Facebook en España, en datos sobre población supondría 4 de cada 10, no tienen casi ningún secreto en materias sensibles, como religión, sexo, salud, política... Angel Cuevas explica que “infiere los intereses de cada usuario, por ejemplo en el PP, Podemos, temas de embarazo, Islam etc... y ofrece a los anunciantes la posibilidad de llegar con sus campañas a determinados perfiles”.

Facebook gana dinero con las campañas de publicidad dirigidas a esas personas. Según la investigación, atribuye y utiliza con fines publicitarios una media de 16 intereses según etiquetas como comunismo, islam, biblia, oncología, identidad de género etc.... El seguimiento no es sólo de lo que escribimos en Facebook, también de nuestra actividad en paginas web en las que tiene presencia. Por sexos las mujeres están más expuestas y por edad el grupo de 29 a 39 años es el más susceptible de ser etiquetado con esos intereses.