8 de marzo de 1908. En la fábrica textil Cotton Textil Factory de Nueva York trabajan sobre todo mujeres. Tienen jornadas laborales de hasta 12 horas y cobran entre un 60 y un 70% menos que los hombres por realizar el mismo trabajo. Ese día las trabajadoras comienzan una huelga para pedir mejores condiciones. Los propietarios de la fábrica las encierran para que cesen su protesta y vuelvan al trabajo. Entonces se produce un incendio en el interior del edificio y ellas no pueden escapar.

Ese día murieron más de 120 mujeres, y 15.000 salieron a protestar por las calles de Nueva York para pedir menos horas de trabajo, mejores salarios y el derecho a voto. Dos años después, en 1910, la comunista alemana Clara Zetkin, en el marco de la Conferencia Internacional de la Mujer Trabajadora en Copenhague, sugirió conmenmorar un día de la mujer en todo el mundo. La propuesta se aprobó de forma unánime por mujeres de 17 países.

23 de febrero de 1917. Miles de mujeres rusas salen a la calle para protestar por los millones de soldados muertos. Su lema es "pan y paz". El zar ordena disparar para acabar con la llamada "revolución de febrero" que acaba con su abdicación en marzo.

Por aquel momento en Rusia se utilizaba todavía el calendario juliano. El 23 de febrero, en el calendario gregoriano era 8 de marzo. La huelga de las mujeres triunfó y el gobierno provisional reconoció su derecho a voto.

Estos dos acontencimientos se produjeron en un contexto de protesta de las mujeres. Las manifestaciones feministas existían en Estados Unidos desde 1848, cuando Elizabeth Cady Stanton y Lucretia Mott lideraron la primera convención nacional de mujeres en Nueva York por la prohibición de que las mujeres hablaran en un evento contra la esclavitud.

Desde entonces las mujeres de todo el mundo se han manifestado en sus países para defender sus derechos, aunque no fue hasta 1975 cuando la ONU institucionalizó el Día Internacional de la Mujer el 8 de marzo.