Los comedores escolares tiran 100 kilos de comida a la basura cada semana
Solo de lo que sobra en el plato de los alumnos, alimentos que no se pueden rescatar

Los comedores escolares tiran mucha comida a la basura: no es aprovechable
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100 kilos de comida a la semana. Esa es la cantidad que de media se tira en los comedores escolares de nuestro país, solo con lo que sobra del plato a los estudiantes, comida que no se puede recuperar. En nuestro país, aunque hemos reducido en un 20% el desperdicio en los últimos 5 años, tiramos a la basura más de 1.100 millones de kilos de alimentos al año. En abril del próximo año entra en vigor la Ley contra el desperdicio alimentario que contiene norma para evitar la pérdida de alimentos en toda la cadena alimentaria.
La ONG Enraizando Derechos se ha pasado por centros educativos de Madrid y País Vasco para hacer una medición de los alimentos que se tiran en los comedores escolares. Hizo dos mediciones, una a principio de curso, midiendo durante 5 días la cantidad de comida que los alumnos se dejan en el plato y depositándola en contenedores que se iban pesando cada día. La otra a final de curso tras la campaña de concienciación que hicieron las comunidades educativas y el resultado fue muy revelador.
20 KILOS A LA SEMANA EN EL CONTENEDOR
No sorprendió a la ONG el resultado de la medición inicial: de media, aunque con realidades distintas, se tiran diariamente 20 kilos de comida de lo que se dejan en el plato los alumnos de primaria y secundaria. Más los mayores, los de secundaria, que se dejan a diario 73 gramos que los de primaria, 68,2. Son medias, apunta Enraiza Derechos, porque se han encontrado colegios donde la media por persona es de 24 gramos y otros con 114 gramos.
También hay diferencias entre los colegios con cocina propia y los de catering, en los que se desperdicia más.
La media diaria es de 79 gramos por niño “Y alguien pensará, bueno 70 gramos no es mucho- explica Mari Cruz Martín, encargada del proyecto- pero si lo traducimos en el plato de un niño o una niña estaríamos hablando de más de la mitad del plato de legumbres o de pescado que recomiendan comer para su edad. Es verdad que tenemos coles en el que tenemos un desperdicio de menos de 30 gramos por persona y día, pero también tenemos otros con más de 100 gramos por cada niño o niña y eso ya es mucho”.
Los primeros platos son los que en mayor medida acaban en la basura, el 41,5%, seguidos de los segundos, el 34% y del postre, el 17%, especialmente la fruta. El 17% restante es el pan.
ASOMBRO Y MEDIDAS
La reacción de los alumnos fue de asombro, asegura Mari Cruz Martín. ”En algunos coles que hemos realizado los talleres pudiendo ofrecer esas fotografías de los coles, algunos alumnos de quinto y sexto de primaria que estoy hablando nos decían, pero todo eso es nuestro, qué vergüenza, ¿en serio? Porque evidentemente cada niño o cada niña ve lo que sobra en su plato y no se lo quiere comer porque no le gustan las lentejas o el pescado que le han puesto y es una cantidad pequeña lo que se ve.
Pero realmente cuando ves todo metido en un cubo y sobre una báscula que te dice que a lo mejor en ese cubo hay 8 kilos de garbanzos o 6 kilos de manzanas, pues eso ya hace que se nos encienda algo dentro y nos haga reflexionar sobre el porqué. Y eso ha pasado tanto con el alumnado como con el personal de comedor y de cocina que nos ha estado ayudando en esas mediciones porque no es lo mismo ver el cubo de basura cerrado que fotografiarlo por platos”.
REDUCIR A LA MITAD
El objetivo final era reducir la cantidad de comida que pasa del plato del estudiante al cubo de la basura. Esta primera acción se acompañó de diversas actividades para concienciar en especial a los más pequeños, pero también conocer las razones por las que no se comen su menú entero y proponer soluciones.
La prisa por salir al patio, y los menús que no les gustan son las razones que dieron los alumnos. Una de las recomendaciones que dio la ONG es “ planificar menús más flexibles, adaptar las cantidades. No es lo mismo la ración de un niño de 6-7 años que uno de 12 y a veces sí que vemos raciones que igual pueden desincentivar a comer a cada pequeño. Darles la opción de repetir sirviéndoles un poquito menos tal vez ayude a que se lo coman mejor. Hemos recomendado sobre todo que el pan y la fruta se sirva de una forma más comedida, pues que los trozos de pan sean un poco más pequeños en aquellos centros que hemos identificado que igual era suficiente con poner un poquito menos de pan o que las piezas de fruta se sirvan a la mitad”.
A las empresas “reforzar cosas que ya hacen como gestionar sistemas de compra, almacenamiento y mantenimiento y cocinado de los productos, que los hagan apetecibles, que se utilicen productos frescos, locales y de temporada, que animen más a los chicos y chicas a comer variado, rico y que lo coman con ganas. Y luego a recoger y clasificar el sobrante para poder gestionar ese excedente”.
Y con poquito hay ya datos alentadores. En la segunda medición comprobaron que, aunque el objetivo inicial “sería reducirlo a la mitad y algunos centros ya lo han reducido, la media es de un 10% en una primera intervención, con apenas unos talleres de sensibilización o una campaña educativa y pequeños cambios en la gestión del servicio de comida. Por lo tanto, yo creo que sí que se puede reducir año a año un poquito este desperdicio”.
BRóCOLI: EL REY DEL CUBO DE BASURA
El colegio Rufino Blanco de Madrid, es uno de los que participaron en este proyecto. Su directora, Milagros Martín, cuenta a cope.es que ya tenían un grado de implicación grande con el desperdicio y fueron de los que menos comida tiraban a la basura. Aun así les sorprendió bastante la cantidad y algunos de los alimentos que no se comían los niños, han corroborado que “comían peor y la verdura, es de las cantidades que más se tiraba, pero es que luego teníamos la fruta. Entonces, la fruta era, bueno, se tiraba un poco más de fruta que de verdura. Luego también dentro de las verduras sobre todo era el brócoli, lo que se tiraba, pero luego nos sorprendió porque el del cocido también era del plato que más se tiraba. De sopa se tiraba algo menos dentro de lo que es cocido, pero garbanzos era, la tercera comida que más se tiraba. Entonces, nos sorprendió porque para nosotros siempre el tema del cocido era lo que mejor se tomaba. También la pasta, carne, aparecía carne incluso más que pescado y el pan y dentro del pan el pan integral”.
OBJETIVO CONSEGUIDO
En el Rufino Blanco, que da de comer a 400 alumnos, se pusieron manos a la obra, hicieron talleres, obras de teatro…, múltiples actividades y pusieron en marcha las recomendaciones de Enraíza derechos, “ya lo que decidimos es cortar la fruta en mitad y el niño que coge la mitad y por lo menos se come la mitad. La otra mitad no se tira porque se nota que los niños cada vez toman menos fruta. Y ahí sobre todo, la pera y la manzana porque el plátano se lo comen mejor, pero la pera y la manzana son los que más aparecen. Las mandarinas también se las comen mejor porque llevan menos tiempo de comer. Entonces, también está un poco la presión, entendemos, de que se quieren ir al patio, es que tengo que terminar y entonces a la fruta le dan menos importancia. Y luego también lo que hemos hecho es que los monitores tienen que vigilar mucho para que los alumnos coman. Pese a la presión de las familias, que muchas familias, claro, dicen es que se le obliga al niño a comer. Bueno, es que hay unas cantidades estipuladas por Sanidad en la cual el niño tiene que comer”.
Y con estas medidas, el colegio Rufino Blanco de Madrid ha conseguido reducir en un 47% el desperdicio alimentario de su comedor.
El siguiente paso en este centro educativo, explica Milagros Martínez, es trasladar esa conciencia a las familias de los alumnos, para que reduzcan los kilos de alimentos que desperdician en el hogar.