Menos casos de acoso escolar pero más graves. 590 atendió el año pasado la Fundación ANAR, la mitad que en 2017, pero crece la intensidad y la frecuencia. Demasiadas veces sin que lo sepan los padres, al margen en al menos 1 de cada cuatro casos. Las víctimas tardan mucho en hablar, entre 13 y 15 meses y son cada vez más jóvenes.

Hechos más graves y brutales, más difíciles de superar

Para Benjamín Ballesteros, director de programas de la Fundación ANAR, la detección precoz es uno de los retos pendientes “si aumenta la frecuencia y la gravedad de los hechos y el tipo de agresión, estamos ante personas que a largo plazo van a sufrir secuelas psicológicas mayores, les va a resultar más difícil”.

9 de cada 10 menores que sufren acoso escolar tienen problemas psicológicos de ansiedad, síntomas depresivos o miedo. Su perfil permanece invariable según subrayan en un informe anual tras analizar las más de 36.600 llamadas recibidas en 2017. Lo más frecuente es que el acoso se prolongue durante más de un año y casi 3 de cada cuatro víctimas lo sufren a diario.

“Hablamos de chicos que utilizan a otros chicos como un divertimento, los usan como un objeto, se convierten en su sparing. Lo que están haciendo es divertirse sin ponerse en el lugar del otro.

Y demasiados padres están al margen

Casi el 37 por ciento de las víctimas de acoso presencial no se lo contaron a sus padres, tampoco el 25 por ciento de quienes sufrieron ciberacoso. Los que lo cuentan siguen siendo mayoría sí pero tardan mucho en dar la voz de alarma: 13 meses en el acoso del acoso en las aulas y 15 en el caso del ciberbullying.

En la Fundación Anar insisten en la necesidad de hablar del tema en familia antes de que sea tarde. Según Benjamín “la formación en este tipo de fenómenos se debe dar en edades más tempranas para que cuando llegue el momento los niños sepan reaccionar de forma apropiada. También es preciso poner en marcha un protocolo estatal para que las familias sepan lo que pueden exigir y cómo debe cada uno actuar”.

Mejora la percepción de los profesores

Las llamadas recibidas en el teléfono gratuito de la Fundación ANAR el 900 20 20 10, reflejan una reacción más contundente por parte de los profesores y de los colegios. Aún así y todavía casi el 14 por ciento de las víctimas cambian de centro escolar.

Además más de la mitad de las víctimas se defienden o enfrentan con el agresor, el 54 por ciento en el caso de acoso presencial y casi el 62 por ciento en caso de ciberacoso.

Menos agresoras y mayor soledad de los acosadores

Disminuye del 25 al 18 por ciento el porcentaje de agresoras mujeres pero permanecen estables las situaciones de acoso ejercido por niños y chicos.

El perfil del agresor sigue siendo mayoritariamente masculino con una media de 11,3 años en el caso de acoso en las aulas y de casi 4 para el ciberbullying.

Y según subrayan los expertos tienen cada vez menor respaldo del resto de sus compañeros porque según Ballesteros “cuando el agresor busca el consenso del resto de la clase para agredir a la víctima, ahora ya no lo encuentra y esto es una gran noticia. Esta campaña de sensibilización está haciendo que los agresores estén más solos a la hora de agredir”.

Pero la agresividad de los acosadores tiende a crecer “hablamos de chicos que utilizan a la víctima como un divertimento, es decir, de alguna forma lo convierten en un objeto y lo que hacen es divertirse sin pensar sin ponerse en el papel del otro” subraya Ballesteros.

1 de cada 4 casos es ciberacoso con víctimas cada vez más jovenes

El 25 por ciento de las víctimas sufren acoso por el uso de nuevas tecnologías. Lo más frecuente son insultos y amenazas, la mayoría por Whatsapp en el teléfono móvil.

De hecho los expertos abogan por retrasar su uso incluso hasta los 14 años. Y es que según insiste Ballesteros “no es necesario darle un móvil al niño cuando hacen la Primera Comunión con 9 años, vamos a tratar de retrasar ese momento. No les vamos a hacer raros ni extraños y podemos obtener beneficios a muchos niveles”.