Autocontrol y escucha activa, claves para triunfar en las cenas de empresa

Saldremos reforzados si evitamos los excesos y cuidamos lo que posteamos

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Carmen Labayen explica lo que debemos hacer o no en las cenas de empresas

Carmen Labayen

Publicado el - Actualizado

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A seis días de Nochebuena y proliferan las cenas y fiestas de empresa, unas celebraciones sirven para mejorar las relaciones interpersonales, pero que también pueden dar lugar a situaciones con los jefes o los compañeros de las que nos podemos arrepentir. Según los expertos consultados por COPE, las claves para salir reforzados son el autocontrol y la escucha activa.

Lo primero es acudir con una actitud abierta a estos actos que son sociales pero, ante todo, profesionales. Y es que una cena de empresa no deja de ser, subrayan, una cena de trabajo en un ambiente más distendido y no debemos confundirlo una cena de amigos, por mucho que tengamos amistades en nuestro entorno laboral. Recomiendan por ello ser cordiales y naturales pero sin pasarnos.

“No se trata de vender lo que no somos, sino de poner en valor lo que somos. Y es que siempre hablamos de empleabilidad externa, es decir, de lo atractivos que somos para el mercado laboral, pero hay una empleabilidad interna de la que somos menos conscientes y que en estos eventos es un buen momento para ponernos en valor”, explica a COPE el coordinador del Máster en Desarrollo Personal y Liderazgo de UNIR, Israel Carrasco.

Considera que aunque las fiestas y cenas de empresa son una celebración “se les puede dar un enfoque mucho más intencional, mucho más corporativo para que sea un catalizador de un cambio o que consolide algo”, subraya Carrasco.

Y todo porque en este tipo de convocatorias tenemos acceso a personas de nuestra empresa a las que raramente vemos o con las que no trabajamos directamente: “es una plataforma, un escaparate único para mostrar tus habilidades comunicativas, para reforzar o establecer nuevas redes de contactos o potenciar las redes de contacto que ya tienes de una forma diferente o incluso para demostrar tu compromiso con la empresa, con sus valores y objetivos”, añade.

De hecho, según nos cuenta el psicólogo José Angel Ortiz, experto en evaluar el clima laboral en equipos profesionales, “si estamos en una empresa en la que nuestro sentimiento de pertenencia es muy alto, nuestro nivel de relación con los compañeros, nuestra relación con los jefes muy saludable, pues nos apetecerá ir a la cena o a la fiesta de empresa. Si, por el contrario, estamos en un entorno de trabajo en el que hay conflicto, hay desigualdades, no nos tratan bien o no nos sentimos cómodos, acudir puede convertirse en una tortura”.

Esta cita anual es, en efecto, un buen termómetro del clima laboral de cada empresa: “si organizo una cena o una fiesta de empresa y aparece el 20 por ciento de la empresa o el ambiente es frío o tenso, obviamente es un claro indicador de que algo pasa”.

Cena de empresa

Cena de empresa (CORDON PRESS)

¿Qué debemos evitar o cómo salir reforzados?

Si queremos salir reforzados de este tipo de convocatoria es importante evitar los excesos, los más comunes son con el alcohol, pero no es el único: “uno de los errores básicos es pasarse con la ingesta de alcohol, no es que no hay que beber, pero hay que hacerlo con moderación. Otro error muy típico es querer ser el centro de atención y monopolizar la conversación sin escuchar a los demás”, señala Ortiz que forma parte del gabinete psicológico.

El trabajo tampoco puede ser el único tema de conversación en esta cita anual. Es una ocasión, explica este psicólogo, para “hablar de aficiones, deporte, familia y planes de futuro o viajes, una oportunidad para interactuar con nuestros compañeros y jefes desde otra perspectiva, interesarnos por su vida de forma mucho más cercana y saber quienes son de otra forma. Es un buen momento para saber qué opinan, qué piensan los compañeros de trabajo”.

No hay fiesta sin baile y aquí, según, señala Ortiz, “debemos ser auténticos si te apetece bailar, pues baila y si no has bailado en tu vida, pues no te sientas obligado a bailar. Y lo que debemos evitar es, de nuevo, perder la perspectiva de que aunque sea un momento más distendido, sigue siendo un momento de trabajo y debemos seguir manteniendo el autocontrol”, añade.

Cuidar nuestra imagen personal también pasa por ser comedidos con lo que posteamos: “cuidado con la huella digital, con las redes sociales, imágenes que colgamos, que también sean intencionales, pensar antes de publicar una foto o un comentario en lo que queremos proyectar, transmitir o lo que queremos que los demás perciban de nosotros”, afirma Carrasco.

También debemos cuidar el atuendo con el que acudimos a estas celebraciones, algo que va a depender mucho, según nos cuenta la experta en protocolo Sara López Corral, del tipo de empresa en la que trabajamos y del tipo de evento que hayan organizado, ya que no es lo mismo una comida, que una cena o una copa después del trabajo que una fiesta.

“En las compañías que trabajan más cara al público generalmente se cuida más el aspecto y se siguen más las tendencias de moda y en las empresas que trabajan más cara al interior suele importar un poco menos la etiqueta que llevemos”, señala López Corral.

Como los demás expertos, también apuesta por la mesura y la naturalidad en este tipo de celebraciones de empresa: “dentro del relax que cada uno mantenga unos límites que pasan por encima de todo, por respetar a quienes tenemos a nuestro lado, ser conscientes de donde estamos y saber adaptarnos”.

Cena de empresa

Cena de empresa (CORDON PRESS)

Es, zanja Ortíz, haciendo un símil futbolístico como “si tu equipo con el que normalmente juegas en casa, juega ese día, juegas fuera de casa. En tu campo todo está bastante bajo control, estás acostumbrado a él, pero fuera pueden quedar en evidencia carencias o fortalezas, puedes ver cómo se relacionan los demás, quien se lleva bien con quien y otros aspectos que puede ser útiles para el trabajo en equipo del día a día”.

Considera que para los jefes es un momento ideal para ejercer un liderazgo positivo: “es un buen momento para que muestren su cara más empática, más cercana hacia el resto de los empleados. Es la ocasión para acercarse a las personas con las que tienen menos relación y preguntarles sobre cómo están y también puede ser un buen momento para que quien quiera hablar con un jefe y conocer algo más de él pueda hacerlo”.

Para las empresas estos eventos son útiles subraya porque pueden lograr que los trabajadores “se sientan más identificados con la empresa y también para atraer y retener talento. Las compañías deben planificar bien el evento y suele haber siempre un momento para reconocer los logros de ese año y de reforzar a los equipos que han cumplido los objetivos”.

Son eventos en los que, como recuerda Carrasco, también está en juego la imagen corporativa y por ello los departamentos de comunicación deben apostar por sus propios contenidos “debe pensarse también el post evento, en cómo recoge la empresa, el evento tanto externa porque influirá en la percepción que se tenga de la empresa como internamente para que ese subidón y todo el esfuerzo realizado para organizarlo perviva al día siguiente en la oficina”.

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