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Alan 'El Ruedas': "Mi nueva vida me ha traído más cosas buenas que malas, soy muy feliz"

Un accidente en el gimnasio a los dieciocho años dejó a Alan en una silla de ruedas. Ahora roza el millón de seguidores en TikTok, donde rompe mitos sobre la paraplejia

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David G. Triadó
@davidgtriado

Responsable del área audiovisual y reportero multimedia

Alex García
TwitterRedactor en COPE Cantabria

Madrid

Tiempo de lectura: 4'Actualizado 13 ene 2022

Superación. Palabra que proviene del latín superatio, que viene a significar "acción y efecto de sobrepasar". La etimología y el significado de este término no parece muy complejo de entender. De hecho, es bastante sencillo, pero los problemas llegan cuando en un momento dado toca remar y trabajar por lograrlo. Hay momentos en los que resulta más sencillo, aunque hay otros tantos en los que psicológicamente supone un esfuerzo heroico que en muchas ocasiones somos incapaces de valorar.

Los ejemplos de superación son, en muchas ocasiones, tan recurrentes y asombrosos como irrelevantes para el gran público; no obstante, precisamente por ello, cuantos más conozcamos, más valor daremos a la vida de esas personas anónimas que han sido capaces a lo largo de su vida de dar un puñetazo en la mesa y plantarle cara a la adversidad.

Uno de esos ejemplos nos lo da Alan, un joven risueño y alegre, al que la vida decidió ponerle un enorme obstáculo, pero, como él asegura: "La única limitación somos nosotros mismos". Dice mucho de un chaval de 21 años al que le encanta el deporte y las piruetas aéreas; el chico tenía alas, y un día de 2018, por una mala caída, dejó de volar.


"Chicos, no me puedo mover, ¿qué me está pasando?", reaccionaba Alan ante una situación en la que la incertidumbre del momento le impedía vislumbrar con claridad lo que había ocurrido. "Yo estaba siendo consciente en todo momento. Al principio mis amigos no me creían, pero realmente estaba estático".

Habitualmente Alan practicaba este deporte en las clases de educación física "siempre bajo control", como indicaba él mismo, y con una colchoneta debajo para impedir sustos mayores. Ironías del destino, "esa colchoneta fue probablemente la que me causó la lesión", relataba el chico. "Hice un salto con voltereta y a la caída me partí el cuello y varias vértebras". Para que nos situemos, el propio Alan relata que en ese momento la torsión fue tan grande que "la nariz tocó con mi pecho". Había sufrido una lesión medular y sus piernas habían dejado de responder.

Un chaval de Vallecas

Nació en el año 2000, en uno de los barrios más poblados de toda España. Siempre le gustó el deporte, hasta el punto de convertirse en algo completamente imprescindible para su vida. Cuando le preguntamos sobre sus deportes favoritos, nos habla de las piruetas aéreas, "pero nada de parkour, eso es otra cosa", cuenta Alan. "Siempre he sido un chico con sentido del humor, antes y ahora también". El joven asegura que su accidente le hizo adquirir un grado más de madurez. "Estaba en plena edad del pavo. Un hecho así te cambia por completo".


A pesar de que se produce una evolución en la personalidad cuando se sufre algo de esta forma, para Alan el deporte sigue siendo una constante dentro de su día a día: "Practico mucho tenis de mesa y en algún momento he podido hacer ciclismo adaptado". El movimiento siempre le ha gustado, y desde luego que la silla de ruedas no iba a suponerle estar estático. "Son mis piernas", afirma sonriente, "en esencia sigo siendo el mismo".

Sencillez, humanidad y alegría

Precisamente esa sonrisa y esa felicidad es lo primero que llama la atención de Alan. A primera vista ya brillaba su rostro juvenil con la alegría de saludarnos. Nadie diría, si no fuera por lo evidente, que este joven ha tenido que pasar por un desafío tan inesperado como complejo en su todavía corta vida.

"Lo primero que pensé cuando tuve el accidente fue en mi familia, en la complicación que supondría para ellos algo así". Justo tras la caída, su primera preocupación era causar las menores molestias posibles a los suyos. Precisamente por ello, y con la intención de recuperar la independencia que tuvo siempre, ingresó durante catorce meses en el hospital nacional de parapléjicos.

Relata Alan que fue ahí donde "realmente aprendes a moverte con independencia". "Tienes tus horarios para hacer todo tipo de actividades y eso te ayuda a salir adelante". Lo más curioso de todo esto es la enorme fuerza de voluntad que mostró a sus apenas dieciocho años de edad. "Yo estaba tumbado en una camilla sin poder moverme, haciendo los exámenes de bachiller. Estaba convencido de que lo quería acabar".

El joven lo consiguió aprobar, pero no fue lo único bueno que sacó de su experiencia en el hospital. "Tuve pareja y se puede disfrutar de toda la experiencia de la misma manera". Y, tras sacarse el bachiller, comenzó su carrera de informática donde continúa hoy en día. "Mi experiencia hasta ahora es muy buena, la informática es un mundo muy adaptado".

Una experiencia casi millonaria

La cuarentena por la COVID-19 trajo a nuestro protagonista una oportunidad de lujo que, como la mayoría de cosas buenas que aparecen en nuestra vida, llegó por casualidad. El aburrimiento le motivó a crear una cuenta de TikTok y logró un crecimiento más que notable. "Subí un vídeo y de repente alcanzó unas cuatrocientas mil visualizaciones. Pensé que le podía gustar a la gente lo que hago".

En su cuenta de TikTok, (@alanelruedas) sube vídeos de todo tipo, en los que le podemos ver con total naturalidad y sin tapujos hablando y haciendo comedia sobre la tetraplejia. "Me gusta hacerlo y me supone una gran ayuda", afirma Alan. Además, considera que sus seguidores "son fantásticos y agradecidos; me hace muy feliz ayudar".

@alanelruedas

Never give up //!Ig: alanelruedas

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Del mismo modo, la red social le sirve para mostrar y dar visibilidad al mundo de la tetraplejia. Dice que "hay mucho desconocimiento acerca de esto". "Vivir así no te arruina la vida".

Cuando le preguntan a Alan sobre su felicidad, es tajante. "Me veo genial, me veo estupendo, esta vida me ha traído más cosas buenas que malas. Soy muy feliz y disfruto de mi día a día". Una vida que ahora tiene que planear con mayor antelación, pero que no le ha hecho cambiar nada de lo que hacía antes, solo que ahora "lo plantea de manera diferente".

Alan es un modelo de superación, de no rendirse, de darle a su vida una nueva perspectiva para continuar adelante. Nos contaba que a día de hoy mantiene la vida que tenía antes: "Estudiaba, practicaba deporte y estaba con mis amigos. Ahora estudio, practico deporte y estoy con mis amigos".

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