En 4 de cada 10 hogares el uso de las redes genera conflictos

Se dan por la exposición a contenidos tóxicos y por un uso excesivo

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Carmen Labayen

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En 4 de cada 10 hogares el uso de redes sociales lleva a conflictos en la comunicación familiar. Muchos tienen que ver con el excesivo tiempo que pasan en ellas y otros con los contenidos potencialmente tóxicos que consultan. 

Para que la discusión no acabe en portazo lo primero es preguntar y escuchar. Es también la mejor forma para gestionar las diferencias de opinión cuando tu hijo o hija se cree más a su influencer favorito que a ti.

Un cambio en el lenguaje con por ejemplo el uso de términos radicales que no ha aprendido en casa; actitudes agresivas o despectivas hacia ciertos grupos, aislamiento social o posibles cambios en la autoestima o en la percepción del cuerpo son las 4 señales clave para detectar que nuestro hijo está expuesto a contenido perjudicial en Internet, algo que preocupa a 7 de cada 10 padres según los datos del Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad.

Sin embargo, y según los datos recopilados por FAD Juventud, el 85 por ciento de los adultos se sienten desbordados y desbordadas por los problemas con el uso de la tecnología y el 32 por ciento de los padres directamente perdidos a la hora de educar a sus hijos en el buen uso de las pantallas.

¿Cómo reducir la conflictividad que genera el uso de la tecnología?

“Eso no es así”, “lo vi en un vídeo”, “me lo pasó alguien por WhatsApp”… Cada vez es más común que las conversaciones familiares incluyan afirmaciones difíciles de contrastar, opiniones que parecen verdades absolutas o posturas enfrentadas sobre temas complejos. En la era de la desinformación, las diferencias de opinión se multiplican, se radicalizan y, muchas veces, desgastan el diálogo en casa.

De hecho y según la investigación, “El impacto de la tecnología en las familias españolas: una revisión de la evidencia existente”de Fad Juventud y Meta, casi el 48 por ciento de los padres sitúan el uso de la tecnología, Internet y las redes sociales como el principal motivo de conflicto en la familia.

Concretamente, el uso de las pantallas es citada como una fuente habitual de conflicto por el 39,4 por ciento de los padres y madres y por el 36,7 por ciento de los jóvenes, según un estudio de Empatallados  y GAD3  publicado en 2021. 

Entre los motivos más frecuentes de discusión los tiempos de uso y los contenidos que captan la atención de nuestros hijos y que no siempre son recomendables.

Tanto en aspectos cuantitativos como cualitativos, los expertos recomiendan mantener abierta la comunicación y alcanzar ciertos consensos sobre un uso razonable y seguro de las redes sociales.

“Si tu hijo cree más a tu influencer que a ti y acaba de defendiendo una barbaridad lejos de verlo como un desafío y reaccionar con enfado o con burla y esto cierra completamente el diálogo. Aunque no sea fácil, lo aconsejable es respirar profundo y preguntarle por dónde han escuchado eso, quién lo ha dicho, en qué cuenta y si ha comprobado si hay otras versiones. Se trata de evitar discutir para poder profundizar con ellos en la temática”, explica en COPE la psicóloga educativa de FAD Juventud Vanessa de la Cruz.

Que los padres conozcan a los influencers que siguen sus hijos permite ofrecerles, si es necesario, alternativas positivas y ayudarles a detectar discursos potencialmente manipuladores y tóxicos pero 3 de cada 10 progenitores admiten sentirse perdidos a la hora de educar en el buen uso de las pantallas.

La clave es fomentar en ellos el pensamiento crítico la mejor manera de defenderse de falsedades y posibles manipulaciones además de fomentar un uso responsable de las redes sociales. Y todo porque casi el 49 por ciento de los adolescentes admite que se encuentra frecuentemente con información dudosa o falsa en Internet, pero solo un 42 por ciento la contrasta de forma regular.

Ante la diversidad de opinión en el hogar o cuando creemos que nuestros hijos han sido víctimas de una fake news: “es esencial abrirse a la comunicación y escuchar a ver qué dicen. No hace falta tener todas las respuestas porque incluso las podemos ir buscando juntos. Lo que buscamos que puedan profundizar en el tema, que los padres les podamos hacer ver otras versiones que les lleven a reflexionar y también a darse cuenta de que no es cierto todo lo que reciben en las redes o de sus influencers favoritos”, señala De la Cruz.

Solo después de haber escuchado podemos aportar nuestro punto de vista y los argumentos o datos que lo sostienen. Es posible que también los padres nos equivoquemos o cambiemos de opinión después de haber consultados nuevas informaciones y no pasa nada por reconocerlo, al revés, les servirá de ejemplo. Además, muchos temas que admiten diversos puntos de vista: “nuestro trabajo como padres no es moldear su forma de pensar a la nuestra sino darles las herramientas para que puedan pensar por sí mismos”, subraya De la Cruz.

Y todo porque según recuerdan desde FAD Juventud, 3 de cada 4 mensajes desinformadores en redes tienen un tono negativo y polarizador. Este tipo de contenido afecta también a las relaciones familiares, especialmente con adolescentes y jóvenes que forman sus opiniones en un entorno digital saturado y fragmentado. Enseñar a nuestros hijos e hijas a contrastar ideas y convivir con opiniones distintas es clave para afrontar este reto.

“Vivimos un momento en el que la desinformación no solo condiciona lo que pensamos, sino también cómo nos relacionamos. Por eso es fundamental que las familias se conviertan en espacios donde se dialogue, se contraste y se enseñe a pensar con espíritu crítico”, afirma Beatriz Martín Padura, directora general de FAD Juventud.

¿Por dónde empezar? Aquí tienes algunas ideas

Ofrecer trucos a los padres para afrontar las diferencias de opinión es el objetivo de esta entidad ha lanzado junto a BBVA un nuevo videotutorial dentro del proyecto Educación Conectada titulado: “¿Hablas en casa con tu hijo o hija de cómo gestionar las diferencias de opinión?” en el que ofrecen recursos prácticos y proponen claves para fomentar un pensamiento más crítico, flexible y respetuoso.

Estas son las 4 principales recomendaciones:

● Haz preguntas que abran diálogo. En vez de cortar con un “eso no es así”, prueba con “¿por qué piensas eso?”. Escuchar con atención es el primer paso.

● Comparte tu visión sin imponerla. Explicar cómo lo ves tú, sin invalidar su opinión, enseña que se puede pensar distinto desde el respeto.

● Normaliza el cambio de opinión. Decir “yo antes pensaba otra cosa” muestra que cambiar de idea no es rendirse, sino evolucionar.

● Enseña a cuestionar, no a repetir. Ayúdales a identificar fuentes, contrastar información y revisar sus certezas sin temor.

Ni alarmarse ni rechazar de plano, lo mejor que podemos hacer los padres es interesarnos y conocer los influencers que les gustan a nuestros hijos y si no son recomendables proponerles otros referentes. El problema es que menos del 30 por ciento de los progenitores pregunta regularmente a sus hijos por lo que ven online y cómo les hace sentir.

La comunicación es siempre positiva también para establecer límites y normas y no podemos olvidar que nosotros somos su ejemplo en el uso responsable de redes sociales. Debemos acompañarles en su uso y revisar con ellos la configuración de privacidad de sus cuentas explicándoles la importancia de no compartir datos personales ni información sensible. También es importante reforzar su autoestima para que no dependan de los likes, validar sus emociones en lugar de juzgarles y fomentar que tengan otras aficiones y actividades fuera de las pantallas como deportes, arte o lectura.

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