El producto de piscina que hace que el pelo no se dañe y que salvará tu verano: "Antes era muy caro, pero cambió"

Hace años que en Europa está muy implantado, y aquí en España ha costado un poquito más, pero cada vez hay más conciencia de esta alternativa

Mujer nadando en la piscina de un apartamento vacacional
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Poniendo las Calles

Carlos Moreno 'El Pulpo' descubre curiosidades sobre las piscinas con Oscar Álvarez, empresario del sector

José Manuel Nieto

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3 min lectura

La temporada de chapuzones ya está en marcha, y en España —el segundo país de Europa con más piscinas, con 1,3 millones— el agua es protagonista de las conversaciones veraniegas. Pero más allá de los tipos de piscina y los costes de instalación, hay una revolución silenciosa que ya se está dejando notar entre los propietarios de piscinas privadas: el auge del clorador salino. Un producto que hace años era prohibitivo por su precio, pero que hoy se ha democratizado y está ayudando a cuidar algo que muchos agradecen: el pelo y la piel tras el baño.

“De pequeños, cuando nos tirábamos a la piscina, salíamos oliendo a cloro o con los ojos rojos… Todo eso se evita”, explicaba Óscar Álvarez, empresario del sector de piscinas, en el programa Poniendo las Calles de COPE con Carlos Moreno, El Pulpo. La razón está en la tecnología de electrólisis salina, que sustituye el cloro tradicional por sal común. El resultado: una experiencia mucho más amable para la piel, la vista y el cabello.

Según Álvarez, este método “hace años que en Europa está muy implantado, y aquí en España ha costado un poquito más, pero cada vez hay más conciencia de esta alternativa”. En países como Francia, donde la normativa en torno a piscinas es más estricta —como el uso obligatorio de vallas o cobertores de seguridad—, la opción salina lleva años como estándar. España, en cambio, ha ido más lenta, pero está recuperando el tiempo perdido.

Piscina del Deja Residence Hotel Mallorca

Alamy Stock Photo

Piscina del Deja Residence Hotel Mallorca

Los beneficios van mucho más allá del confort personal. Muchos usuarios con dermatitis atópica o problemas en la piel notan una mejora sustancial al bañarse en agua salada. “El pelo no se daña. Tiene muchas ventajas”, aseguraba el experto. Y lo mejor es que los precios ya no son una barrera: “Antes era impensable poner uno en una piscina hinchable o de PVC porque el clorador valía más que la propia piscina. Eso ha cambiado. Ahora puedes ponerlo por 100, 150 o 200 euros”.

Del lujo al estándar doméstico

La conversación sobre piscinas ha evolucionado. Hace años era un símbolo de lujo. Hoy, gracias a la innovación en materiales y formatos, es una opción al alcance de muchas más familias. El avance no solo está en el diseño de piscinas elevadas que no requieren obra —y por tanto, tampoco permisos— sino también en sistemas de filtración y mantenimiento eficientes, que permiten conservar el agua durante años.

“La gente antes tiraba el agua cada verano. Hoy eso es una locura. Con el clorador salino y un buen sistema de filtrado, puedes mantenerla limpia cinco, seis o incluso ocho años”, contaba Álvarez. El impacto sobre el consumo de agua es evidente y conecta directamente con las preocupaciones ecológicas actuales.

Una mujer tranquila viste un traje de verano blanco y gafas de sol, se relaja tumbada en una tumbona cerca de la piscina en la terraza de un hotel de lujo.

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Una mujer tranquila viste un traje de verano blanco y gafas de sol, se relaja tumbada en una tumbona cerca de la piscina en la terraza de un hotel de lujo.

El empresario también destacaba que los nuevos sistemas “no necesitan una toma fija: con la manguera del jardín es suficiente”. La instalación se hace en dos horas, y el mantenimiento mensual, incluyendo consumo eléctrico y productos químicos, ronda entre los 30 y 70 euros. “No es un bien de lujo. Hoy en día es relativamente económico tener una piscina”.

El auge de la piscina con clorador salino va acompañado de una mayor variedad de opciones para todos los bolsillos, desde piscinas hinchables hasta diseños de madera con plataformas tipo “playa”. Pero el foco de muchas familias ya no está solo en la estética o el tamaño, sino en que el baño sea más saludable y sostenible.

El futuro de las piscinas en España pasa por la sal, por la salud… y por un cambio de mentalidad. Como concluye El Pulpo en su entrevista, “la evolución está clarísima, y también hacia dónde va este mundo del baño: a cuidarnos mientras nos refrescamos”.

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