La milagrosa historia de los Coble

Esto es lo que les ha pasado a la familia Coble, en California. Todo comenzó el 4 de mayo de 2007, cuando Lory, la madre, salía del centro comercial en el que había pasado la mañana junto a su hijo Kyle, quehabía cumplido 5 años el día anterior, Emma de cuatro y Katie de dos. Miró a la parte trasera del coche y allí estaban los tres. Ése es el último recuerdo que tiene de sus hijos…tras es ese momento, un camión con más de 18.000 kilos de equipamiento eléctrico embistió contra la parte trasera del coche a más de 100 kilómetros por hora. El coche quedó reducido a un amasijo de hierros y la familia Coble rota en dos para siempre. El veterano capitán de bomberos Tim O'Hare contó que se trasladaron allí cerca de 50 de los suyos y todos dijeron que fue el accidente más trágico que habían atendido. Ni los compañeros con más alto rango ni los más jóvenes, lo pueden olvidar. La madre y los tres hijos fueron derivados a tres hospitales distintos. Pero poco se pudo hacer la vida de los tres tesoros. El padre, Chris Coble, estaba en el trabajo cuando recibió la llamada que cambiaría su vida para siempre. En un primer momento no le hablaron de la gravedad de lo que había sucedido. Sí lo hicieron cuando llegó al hospital y le llevaron a una sala aparte para hablarle de la situación en la que había quedado cada uno de hijos y su mujer. Lo primero que le dijeron es que la pequeña Katie había muerto. Pasados unos minutos le llamaron de otro hospital…Se puso al teléfono y lo primero que rogó es que por favor le dijeran que la pequeña Emma estaba viva. Pero la respuesta del doctor fue: “Lo siento, ha fallecido”. Él dejó caer el teléfono, sin ninguna capacidad para creer lo que estaba sucediendo. Salió corriendo hacia el hospital donde estaba su hijo Kyle. No quería que se sintiera solo al despertar. Pero el cerebro del niño no estaba recibiendo oxígeno. Lori, la madre, fue trasladada al hospital donde estaba su hijo para la despedida final. Se arrastró como pudo de su silla de ruedas para abrazarle mientra el padre apoyó su mano en aquel pequeño corazón que dejó de latir. Tras el emotivo funeral, la comunidad se volcó en aquella familia rota por el dolor. La casa de los Coble pasó de ser un hogar lleno de gritos y risas a un hogar silencioso, de un día para otro. No resultaba nada fácil de llevar. Lori y Chris, en su camino a través del dolor, hicieron un pacto. Ninguno de los dos se suicidaría bajo ninguna circunstancia. Quedaba terminantemente prohibido dejar solo al otro. Y con una fuerza interior impresionante y admirable no sólo perdonaron al conductor que había matado a sus hijos y que fue sentenciado a un año de cárcel, sino que decidieron dar una nueva oportunidad a que en su casa se oyeran gritos y risas infantiles de nuevo. A los seis meses de aquel fatídico día en el que tuvieron el accidente, Lory y Chris recibieron una gran noticia. Algo que demuestra que los milagros suceden: ella estaba embarazada…de trillizos… y de nuevo eran dos niñas y un niño. Durante el embarazo, los Coble definían su situación como una moneda de dos caras. Por un lado, la felicidad que estaba por venir, y por otro lado, el dolor por el duelo que estaba atravesando. El matrimonio Coble, que tiene unas fuertes convicciones religiosas, no pueden evitar pensar que lo que les había sucedido era un milagro y que tres ángeles desde el cielo velaban porque todo saliera bien. El 30 de Abril de 2008, prácticamente el día que se cumplía un año de la muerte de los trillizos, nació Ahley. Un minuto después llego al mundo Ellie y finalmente Jake. Todos en perfecto estado de salud. En honor a sus hermanos mayores, cada uno de ellos ha recibido como segundo nombre el nombre de cada uno de sus hermanos. Son en total seis ángeles que nos demuestran que la vida nunca acaba después de la muerte.