Entrar en la finca ‘Barcialejo’ es hacerlo en uno de los templos del Campo Charro. Allí, en tierras de San Pedro de Rozados se crían desde hace décadas los toros de Barcial. Arturo Cobaleda y su hijo Jesús son los guardianes no sólo de un legado familiar, si no de un tesoro genético y de una parte de la historia ganadera de la Fiesta. En la actualidad, los toros del encaste Vega-Villar están relegados no sólo del gran circuito de las ferias. Para los taurinos, es algo a evitar en cualquier plaza por pequeña que sea. No se dan cuenta de la irreparable pérdida que sufriría la cabaña brava española si este tipo de ganaderías echasen el cierre. Por ello, la lucha de Arturo y Jesús Cobaleda tiene un plus de importancia y reconocimiento en tiempo tan difíciles. Precisamente es Jesús quien nos acompaña durante la visita a ‘Barcialejo’. Las lluvias han dado un respiro al campo salmantino y las dehesas lucen un espectacular verde que realza aún más la frondosidad del encinar. Jesús explica que la camada preparada para este 2013 es corta, “por un lado por la situación que estamos obligados a tener. Se ha juntado que han recortado los festejos por la crisis. Y también porque los saneamientos veterinarios nos van matando más vacas. Cada vez estamos obligados a tener menos vacas y a seleccionar con muchas menos opciones de dónde elegir”. Lo que no difiere respecto a otras añadas son las hechuras: “Seguimos manteniendo el tipo del toro de esta casa y de este encaste. También teniendo en cuenta el tipo de toro que se demanda y el trapío de las plazas que queremos pisar. Es una obsesión que tenemos”. Sobre la situación actual de las ganaderías españolas, Jesús se queja y argumenta que “si nos fijamos en los carteles de muchas ferias, vemos que todas las ganaderías provienen del mismo encaste. No se da opción a que otro tipo de encastes, y no sólo Vega-Villar, puedan tener su sitio en las grandes ferias”. Pese a todo, la apuesta de la familia Cobaleda por el encaste Vega-Villar sigue inamovible: “Mi familia lleva casi cien años criando este tipo de toro y hemos tenido una época de grandes éxitos. Por eso seguimos apostando por él. Tendrán que cambiar las cosas, el aficionado está un poco harto del mismo comportamiento y el mismo tipo de toro. Y por ello nosotros queremos darle variedad a la Fiesta”. Mirando al futuro, Jesús Cobaleda esboza un deseo: “Queremos que los toros de Barcial vuelvan a estar al nivel de lo que estuvieron hace treinta años. Volver a San Isidro, a las grandes ferias y seguir siendo del gusto de los aficionados”. Un objetivo que merecen por su lucha.