Al explicar estas expresiones extraídas de las lecturas de la liturgia, ponía en boca de la Virgen esta enseñanza: “Yo he dejado mi vida para que habite Dios en mi; haced lo que Jesús os diga; y descubrid que no hay miedos, que podéis vivir con alegría entregados a mostrar con vuestra vida el rostro de Dios a los hombres”. Monseñor Osoro comenzaba invitando a acoger a Dios en el corazón de cada castellonense, porque cuando él entra “todo es luz, horizonte, y capacita a vivir mi vida de un modo nuevo”. Por eso, a continuación afirmaba que el mundo actual necesita de cauces que, como la Mare de Déu del Lledó, muestren a Dios: “Dios no sobra; es necesario porque hacerlo presente es permitir que llegue la vida, el amor a los demás, dar posibilidades”. Por último, aseguraba que María hace posible que el cristiano viva sin temor, con alegría y disponibilidad a compartir esta experiencia: “Dios cuenta con cada uno de nosotros. Nadie sobra. Todos somos necesarios para llevar el anu7ncio de la resurrección”.