Esta anciana de 87 años, ingresada en una residencia tras sufrir un ictus, vio cómo el pasado 15 de noviembre, una mujer de origen magrebí y su hija, ocupaban su casa de toda la vida situada en el número 10 de la Plaza de Padrón, en el madrileño  Barrio del Pilar.

Fátima, así se llama la mujer magrebí, y su hija, se han ido voluntariamente. Todo gracias a la labor de una empresa dedicada a la desocupación y a la presión vecinal. 26 días han estado en esa casa que no era suya. Ahora están esperando a que el Samur Social les ofrezca un alquiler a bajo precio, a ser posible en la zona donde su hija está escolarizada. Mientras, este servicio del Ayuntamiento de Madrid les ha ofrecido una solución habitacional temporal.

Una vez inspeccionada la casa, los hijos de Mariángeles van a hacer un inventario y denunciarán el robo de todos los objetos de valor que faltan en el domicilio. Pero lo importante es que Mariángeles sigue ingresada en una residencia, recuperándose de su ictus, pero ya puede volver a su casa cuando quiera.

Fue a mediados de noviembre cuando Fátima cambió la cerradura, se cree que con la ayuda de un vecino de la misma nacionalidad, y se instaló allí con su hija. Unos días más tarde, los hijos de Mariángeles se dieron cuenta de la ocupación al intentar acceder a la vivienda y no poder abrir la puerta.

No sólo eso. Esta ocupa también robó 3.000 euros que la anciana tenía guardados dentro de una manta en la parte superior de un armario. También joyas y objetos de valor. De hecho, la mujer fue detenida por la Policía y rápidamente puesta en libertad al tener una hija dependiente de ella.