Alessandro Pierozzi tiene claro que Filomena fue algo histórico en Madrid. La borrasca asoló la región durante el 8 y el 9 de enero en una nevada que duró algo más de 24 horas y cuyas consecuencias se alargan hasta la actualidad. Pierozzi es el jefe de documentación gráfica del Centro de Documentación de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, “nos dimos cuenta de que un montón de gente tenía fotos de esos días y nosotros nos dedicamos a guardarlas”. Fue un ejercicio casi obligado. El objetivo, dice Pierozzi, es guardar esas instantáneas para las futuras generaciones.

Recibieron más de cuatro mil instantáneas y seleccionaron 550. Una de ellas es la de Jesús María López Cordeiro, un lucense afincado en Madrid que el sábado 9 de enero cogió el metro desde el barrio de San Fermín, donde reside, hasta el centro para hacer lo que más le gusta hacer: fotografías. Desde las 7 de la mañana y hasta que se fue el sol, Jesús inmortalizó los sitios más emblemáticos de la ciudad, pero también los más escondidos.

Sus imágenes y las de los 164 autores restantes, entre los que destacan periodistas, fotógrafos profesionales y aficionados, están disponibles en la página web del Centro de Documentación. La Gran Vía de blanco, los esquiadores en Paseo de la Castellana o los infinitos muñecos de nieve. Todo está en la exposición de Filomena.