Con la visita del Rey Felipe VI a Tarragona para asistir esta noche a la inauguración de los Juegos del Mediterráneo, el Gobierno de la Generalitat tiene la oportunidad de mostrar su voluntad de concordia y diálogo dentro de la Constitución, representada por quien es garante del normal funcionamiento de las instituciones democráticas. El presidente Quim Torra, que en días pasados pidió una reunión con el Rey para hablar sobre el futuro de Cataluña, no debe seguir escudándose en un victimismo prefabricado para no cumplir con sus obligaciones institucionales de acompañar esta noche al Rey en el pistoletazo de salida de este evento deportivo.

La presencia de Felipe VI en Cataluña es un signo de normalidad institucional y una manifestación del compromiso de la Corona con los grandes eventos que dan forma a la imagen de la Cataluña real. No hay disculpa política posible a cualquier atisbo de provocación, rechazo o alteración del orden público. La inauguración de estos Juegos se convierte así en un banco de pruebas para el nuevo tiempo de diálogo que el Presidente Pedro Sánchez quiere estrenar. Es momento de comprobar, a través de gestos y palabras, si realmente existe voluntad de concordia y entendimiento en el marco de la ley, y si el Gobierno de Torra quiere abordar los problemas reales de Cataluña o prefiere seguir amagando con la rebeldía frente al Estado de Derecho. Sánchez hará bien en tomar nota de cuanto suceda esta noche.