El comienzo del curso político en el Congreso ha traído un tenso cara a cara entre el presidente Sánchez y el líder de Ciudadanos, Albert Rivera. El tono bronco revela un clima en el que el Gobierno se ve acosado por los continuos errores en el día a día, a los que hay que sumar la reciente dimisión de la ministra de Sanidad a causa de las irregularidades y plagios en su Máster. Este dato ha provocado que Albert Rivera pidiera al Presidente que publique su tesis doctoral, algo que según Sánchez ya ha realizado conforme a la legislación vigente. Contestación que no puede esconder que el contenido de la tesis solo se puede consultar si él lo autoriza.

Lo que ha quedado claro en la sesión de control al Gobierno es que Albert Rivera quiere recuperar un protagonismo mediático que ha perdido en los últimos meses. El Presidente del PP, Pablo Casado, ha preferido poner el foco en Cataluña y exigir al gobierno que se centre en poner orden y recuperar la concordia cívica. Además ha denunciado la dura hipoteca contraída por Sánchez con los independentistas en la moción de censura.

Lo cierto es que el Ejecutivo tiene un horizonte borrascoso, debido a su debilidad parlamentaria y a los chantajes de los secesionistas, convertidos en sus socios necesarios. Además sus decisiones erráticas y continuas rectificaciones le están haciendo perder el brillo de los primeros días, y desvelan que mientras no convoque elecciones se estará perdiendo un tiempo precioso para abordar las reformas necesarias para encarar el futuro.