Reunión de Feijóo con los fiscales

La reunión que Núñez Feijóo mantuvo el pasado 18 de abril con la asociación mayoritaria de fiscales ha servido para que se destape una sorprendente campaña contra el líder del partido popular. Una campaña que ha tenido su momento cumbre cuando Pedro Sánchez, en un mitin en Málaga, dijo “que el señor Feijóo se reúne a hurtadillas con fiscales conservadores para asumir compromisos de derogación de leyes que hemos aprobado esta legislatura”.

No hay motivo para que el presidente del Gobierno se escandalice por la reunión del líder de la oposición con esta asociación de fiscales. Lo normal en una democracia es que los políticos tengan encuentros habituales con quienes cumplen constitucionalmente una función al servicio del Estado. Quizá se le haya olvidado a Sánchez que fue él quien ironizó sobre la dependencia de la fiscalía del Gobierno; que fue él quien nombró a su ministra de Justicia, Dolores Delgado, Fiscal General del Estado, y que él, dos meses antes de llegar a la Moncloa, en abril de 2018, se reunió también con las asociaciones mayoritarias de jueces y fiscales.

Que un líder político se reúna con jueces y fiscales no pone en peligro la separación de poderes. Lo que pone en riesgo la separación de poderes, principio básico del buen funcionamiento de la democracia, es vaciar al parlamento de su misión de control al Ejecutivo y transformar el Tribunal Constitucional en una institución dedicada a ratificar lo que aprueba el Gobierno. Por lo demás, Feijóo ya ha anunciado qué leyes piensa derogar si dispone de la mayoría para hacerlo. Es algo que conviene saber a la hora de afrontar las próximas elecciones.