Putin vulnerable

Un Vladimir Putin en horas bajas ha vuelto ha recurrido al fervor patriótico para contrarrestar su caída en popularidad, a pocos días del referéndum sobre la reforma constitucional diseñada para permitirle perpetuarse en el poder. No está en duda su triunfo, pero por primera vez en mucho tiempo el presidente ruso ofrece una imagen de vulnerabilidad. La pandemia no solo le está pasando factura por su mala gestión, sino que ha dejado al descubierto la precaria situación económica del país y ha debilitando los vínculos del líder con los poderes locales y con las élites a quienes debe su cargo. El tiempo dará si esta situación es pasajera o debe tomarse como presagio de un futuro de inestabilidad.

El gran despliegue para el desfile militar conmemorativo de la victoria en la II Guerra Mundial es la respuesta que podría preverse de Putin, al igual que las nuevas medidas de apoyo a las familias y a los desempleados. La novedad es la reforma fiscal que pondrá fin al tipo único y beneficiará a las clases medias en detrimento de las grandes fortunas. O los recientes guiños para atraer inversión extranjera. Todo ello señala un viraje de importancia, imprescindible para hacer frente a la crisis. La pregunta es con qué apoyos cuenta Putin, y más en concreto entre los oligarcas. Si, por el contrario, deposita su confianza en la legitimación ciudadana para sus reformas, va a necesitar algo más que el recurso fácil al patriotismo