Este lunes por fin se materializa el viaje de Pedro Sánchez a Marruecos. El presidente del Gobierno, con una amplia agenda internacional, ha tardado demasiado en viajar al país vecino. El reino alauí debe ser una de nuestras prioridades, sobre todo en un momento en el que la muerte de inmigrantes se ha disparado un 295 por ciento. Han muerto al menos 617 personas en el último año.

Sánchez no ha viajado antes a Marruecos porque no tenía garantizado el encuentro con Mohamed VI. Pero dadas las circunstancias personales del monarca no hubiera sido conveniente esperar tanto. La relación con el país vecino y la petición de más ayuda a Frontex, la agencia europea que se ocupa de los rescates en aguas del Mediterráneo, son esenciales para afrontar la crisis migratoria. El presidente del Gobierno no ha querido pedir más ayuda a Bruselas, como sí hicieron en una situación similar Grecia e Italia. Es necesario materializar los 140 millones que nuestro país consiguió de la Unión Europea para destinarlos al país vecino, y aumentar esa partida.

Tampoco se puede solucionar el problema de los menores no acompañados sin la colaboración con Marruecos. Hay un acuerdo firmado en marzo de 2013 para que esos menores que llegan a través del Estrecho regresen a sus familias. Pero no se ha materializado y los menores, que están mal acogidos en España, se han convertido en niños de la calle.