Este fin de semana se ha estrenado en los cines la película El mayor regalo. Es una película del director Juan Manuel Cotelo, en la que se explora el perdón dado por las víctimas del terrorismo y el perdón pedido por los victimarios en diferentes partes del mundo. Esta es una cuestión que durante mucho tiempo ha sido tabú en nuestro país. La falta de arrepentimiento de los terroristas de ETA y la victimización social que habían sufrido los asesinados y los heridos por la banda parece haber retrasado que dialoguemos sobre el valor social y ciudadano del perdón. Sin duda no es un asunto sencillo y es lógico que se deba ser cauto.

El Estado de Derecho debe hacer justicia para reparar el mal causado, pero todo el mal provocado y sufrido por la sociedad española no se repara sólo con la ley. Con toda la delicadeza del mundo, respetando el dolor de cada uno, podemos empezar a hablar de la hipótesis que lanzan quienes han pedido perdón y han perdonado.

Una de las personas que aparecen en esa película es Irene Villa. En los micrófonos de esta cadena Villa ha asegurado que el perdón es una experiencia de liberación, un modo de mirar al que te ha causado el mal que te desencadena. Es un testimonio muy autorizado de quien ha sufrido mucho y de quien quiere mirar hacia delante.