Los primeros compases de la visita del Papa a Tailandia han estado dedicados a un encuentro con las autoridades, la sociedad civil y el mundo diplomático en Bangkok. Lo esencial del primer discurso de Francisco, pronunciado en una sociedad multicultural en donde los católicos son una minoría, está en las referencias al proceso de las migraciones, “uno de los signos característicos de nuestro tiempo”.

El Papa ha insistido en que las migraciones son uno de los principales problemas morales a los que se enfrenta nuestra generación. “La crisis migratoria no puede ser ignorada” ha señalado el Santo Padre, que ha pedido a la comunidad internacional que “actúe con responsabilidad y previsión para resolver los problemas que llevan a este éxodo trágico, y promueva una migración segura y ordenada”. También ha pedido articular los mecanismos efectivos para proteger la dignidad y los derechos de los migrantes y refugiados que afrontan peligros, incertidumbres y explotación en la búsqueda de libertad y de una vida digna para sus familias”. Para el Papa se trata de una de las tareas más importantes que tiene planteadas hoy la conciencia cristiana.

En las palabras pronunciadas al personal médico del Hospital St. Louis, Francisco ha recordado que es en el ejercicio de la caridad donde los cristianos somos llamados a transparentar nuestro ser misioneros. La piedad especial con los enfermos es una de las características de los discípulos misioneros, ha añadido el Papa Francisco.