Línea editorial: "Voluntad y derecho"

Línea editorial: "Voluntad y derecho"
Madrid - Publicado el - Actualizado
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El debate entre los dos socios del Gobierno a raíz del proyecto de ley sobre la transexualidad tiene un interesante contenido. Es evidente que las personas transexuales deben poder gozar de respeto, un trato digno y de los mismos derechos que el resto. Pero la polémica no se ha centrado en esa cuestión. El proyecto elaborado por la ministra Irene Montero contemplaba que solo con expresar la voluntad para cambiar de género es suficiente para hacerlo. El proyecto parte de un error conceptual porque confunde sexo con género. Simplificando podemos decir que la identidad sexual es la identidad con la que nacemos: hombre o mujer. El género es el desarrollo cultural que se produce a partir de esa identidad sexual. Lo que el proyecto de Montero pretende no es facilitar la autodeterminación del género sino la autodeterminación del sexo.
Y aquí es donde la vicepresidenta Carmen Calvo ha hecho una crítica certera: no puede bastar solo la voluntad o el deseo para generar un derecho subjetivo, sobre todo cuando se trata de una cuestión de identidad. Las feministas más clásicas denuncian, con razón, que esta autodeterminación del género o del sexo por la voluntad, supone destruir toda su lucha en favor de la mujer. Porque si el género o el sexo dependen de la voluntad, en realidad ya no hay mujeres. La mujer, para la ideología que subyace al proyecto de Montero, es algo molesto, porque decir que hay mujeres y que todavía queda mucho para conseguir su igualdad real con los hombres supone afirmar que la identidad sexual es algo objetivo.



