Línea Editorial: "Primavera sangrienta en Ucrania"

Se acerca el 9 de mayo, Día de la Victoria rusa contra la Alemania nazi, con poco que celebrar. El supuesto ataque de drones contra el Kremlin deja muchos interrogantes sobre el sentido de la propaganda rusa y, si acaso, transmite una sensación de vulnerabilidad. Las mismas dudas genera la celebración de cada nuevo palmo de terreno conquistado en Bajmut, tras cinco meses de ofensiva contra una plaza poco relevante desde el punto de vista estratégico, pero a la que Moscú ha adjudicado un alto valor simbólico. En este período, Washington calcula que Rusia ha sufrido unas 100.000 bajas, la mayoría en Bajmut, datos que concuerdan con estimaciones independientes. Resulta difícil que las tropas mercenarias de Wagner consumen en estos pocos días la toma de la pequeña ciudad, que en el mejor de los casos significaría una victoria pírrica a un precio desorbitado, que deja además claro cuál es el valor que da Putin a las vidas rusas sacrificadas. Los focos están puestos ahora en la esperada contraofensiva ucraniana. Sin una ayuda occidental más contundente que los tanques Leopard, los expertos no esperan avances decisivos. Sigue pesando el miedo a las consecuencias de una derrota humillante para Rusia, pero un alargamiento del conflicto no está exento de riesgos. Se aproxima una nueva fase de la guerra, y nada hace pensar que será menos sangrienta que la vivida estos meses en Bajmut.