Línea editorial: "Dios de misericordia, Dios de la paz"

En festividad de la Divina Misericordia, instituida por san Juan Pablo II en el año 2000, y que con tanta devoción han celebrado los últimos papas, Francisco ha querido recordarnos de qué maneras tan diferentes Dios se asegura de hacernos sentir el abrazo de la misericordia, una alegría que nace de recibir el perdón y la paz. Y en esa paz, que nace precisamente con la conversión de los corazones, ha insistido para pedirla en particular para Ucrania; una paz que clama al Cielo.

Francisco ha vuelto a rogar una tregua pascual y ha interpelado a quienes tienen en sus manos detener el horror, que escuchen la voz del pueblo, que no quiere seguir por el camino del sinsentido en la espiral de un horror que se acrecienta con el paso de los días.

El Papa nos ha pedido a todos los creyentes que intensifiquemos la oración, que invoquemos al Dios de la Misericordia, que es el Dios de la Paz, y que, en medio de un clima que a priori puede parecer poco propicio, tengamos la valentía de alzar la voz para decir que, en efecto, esa paz tan anhelada es una paz posible.