Línea Editorial COPE: La Generalitat atenta contra la libertad religiosa

Fiel a su estilo, el presidente de la Generalitat, Quim Torra, hace gala de sectarismo al ordenar expedientar al Arzobispado de Barcelona por la celebración del funeral por las víctimas de la pandemia que tuvo lugar ayer en la basílica de la Sagrada Familia. Torra hace demagogia, mezcla temas y afea al Cardenal Omella que no haya alzado la voz contra la represión, que según él, vive Cataluña. En realidad le reprocha su libertad eclesial frente a la aventura del Procés.

Siguiendo una normativa surrealista, el Gobierno catalán había limitado el aforo a la misa funeral a tan solo diez personas, cuando para otros locales de dimensiones más reducidas se admite un aforo del 50%, o para las visitas turísticas que ayer mismo recibió la Sagrada Familia se permitió también el citado 50%. Como ha subrayado el Arzobispado de Barcelona, se trata de una previsión injusta y discriminatoria.

La celebración se llevó a cabo bajo las más estrictas medidas de seguridad y la asistencia presencial se limitó a los familiares de los difuntos y representantes de los sectores que han estado en primera línea de batalla contra el virus. Desgraciadamente, como advierte el Arzobispado de Barcelona en su Comunicado, ante el poco previsible cambio de actitud de la Generalitat, no queda otro camino que iniciar las acciones legales oportunas contra la arbitrariedad de la Administración. Son los derechos a la libertad religiosa y a la libertad de culto, protegidos por la Constitución, los que están en juego.