Línea Editorial COPE: Encrucijada de civilización

En Marsella, ante el Mediterráneo y junto a otros líderes religiosos, el Papa ha presidido un acto dedicado a la memoria de los marineros y migrantes muertos en el mar. El Papa ha situado a nuestra civilización ante un dilema: la fraternidad o la indiferencia. La pobreza, conflictos violentos, guerras y persecuciones empujan a miles de personas a abandonar su país para encontrar en Europa una puerta que les permita vivir dignamente. El mar, sin embargo, muchas veces se vuelve para ellos un cementerio.

El tráfico de seres humanos convierte a niños, mujeres y hombres en mercancías que se embarcan en condiciones de absoluta inseguridad y a quienes se abandona en alta mar. Los naufragios, consecuencia de las pésimas condiciones en las que viajan, no son atendidos. Y ante la falta de socorro, la muerte alcanza a los migrantes.

El deber de socorro es un deber de humanidad y de civilización, subraya el Papa. Y esta es, en realidad, la encrucijada ante la que nos encontramos: dar la vida o negarla. Socorrer, además, no es solo un deber moral o legal, sino un deber religioso. Lo ha subrayado el Papa junto a líderes cristianos y de otras religiones bajo el amparo del proyecto “Marsella Esperanza” nacido en 1990. Mañana, Francisco clausurará los “Encuentros del Mediterráneo”. Y con este viaje habrá dado un paso más en el testimonio creyente, como lo ha hecho en Lesbos y Lampedusa, de una Iglesia que promueve la esperanza, quiere ser acogedora y fraterna, rechaza el fundamentalismo, y promueve el encuentro y el diálogo frente a la confrontación.