Línea Editorial: "Campaña intolerable"

Resulta sorprendente e inaceptable la campaña del Gobierno contra la decisión de la empresa Ferrovial de trasladar su sede social a los Países Bajos, anunciada el pasado febrero. Da la impresión de que Pedro Sánchez se ha tomado como una afrenta personal, esta medida de una sociedad que opera con criterios técnicos. La presión del Gobierno comenzó con una campaña en la que participaron varios ministros y en la que se vertieron acusaciones personales, como la de calificar de antipatriota al presidente de la compañía, Rafael del Pino.

A escasas horas de la Junta General de Accionistas que decidirá la aprobación definitiva de esta propuesta, el Ejecutivo ha intensificado su estrategia de presión con la carta que el Secretario de Estado de Economía remitió a la empresa, en la que advertía a los accionistas de posibles riesgos y contingencias. Una misiva en la que amenazaba a Ferrovial con que si se va de España se enfrentaría a un alto coste fiscal, lo que implicaba una injerencia del Gobierno en la actuación técnica de Hacienda.

La respuesta de Ferrovial sigue siendo la misma. Son razones económicas y de una mayor preparación para competir en los mercados internacionales las que han motivado esta decisión, que, por otra parte, no significa que deje de invertir y cotizar en nuestro país. Estar presente en el mercado globalizado, con un volumen de negocio fuera de España determinante para el futuro de la compañía, implica una decisión en beneficio de los 5.500 trabajadores de la empresa y de sus nuevos proyectos e inversiones.