Las primeras intervenciones en el juicio político de destitución de Donald Trump, el denominado “impeachment”, confirman la profunda división instalada en la sociedad y la política norteamericanas. Aunque la previsión es que el juicio no prospere, dada la mayoría republicana en el Senado, nadie puede precisar cuáles serán los efectos de este proceso público en la larga carrera de las elecciones presidenciales que culminará el próximo mes de noviembe.
La primera y caótica sesión, en la que a demócratas y republicanos les costó ponerse de acuerdo en el procedimiento de este juicio político, se pudo comprobar que los republicanos habían cerrado filas para defender a Trump. Los cargos son obstrucción a la justicia, abuso de poder y presiones al presidente de Ucrania para que investigara al hijo de su rival electoral, Joe Biden. El final del proceso dependerá de muchos factores, entre otros, la capacidad de los fiscales demócratas de presentar pruebas convincentes que muevan a algunos senadores republicanos a romper la disciplina en torno al Presidente.
Habrá que ver si este proceso va a reforzar a Trump, que se presenta ante los suyos como víctima de una caza de brujas, o va a producir un desgaste que le haga perder peso en su electorado, hasta ahora bastante impermeable a las críticas dirigidas contra su líder.