La presencia en Barajas de la número dos del Gobierno de Maduro y las extrañas condiciones en las que se entrevistó con el Ministro Ábalos, están causando al titular de Transportes numeroso quebraderos de cabeza. Entre desmentido y desmentido, comparecencias y plenos parlamentarios, como el celebrado en la Cámara europea, Ábalos se ha quedado sin versión oficial de los hechos. Y la cosa es grave. Lo sucedido el pasado 13 de enero en el aeropuerto Adolfo Suárez debiera ser aclarado porque planea la sospecha del narcotráfico, la fuga de divisas y la compra-venta de armas.

En visita a España, el Cardenal Baltazar Porras, Arzobispo de Mérida, ha sido preguntado por estos hechos y por todo lo que rodea las actuales relaciones del Gobierno de España con la dictadura venezolana. La Iglesia en Venezuela es un testigo de primera mano, por lo que sus apreciaciones sobre la realidad deben ser tenidas en cuenta. Cuando habla del hambre, la represión y militarización del país, es porque los comedores sociales, la asistencia a las familias de los desaparecidos, la compra de generadores eléctricos o la construcción de pozos de agua corre de su cuenta. Por eso, y porque la Iglesia conoce los tejemanejes de la dictadura venezolana, no solo es legítimo, sino necesario, que ayer, en Madrid, haya pedido al Gobierno de España que reconozca la verdad. Negarla, solo favorece a la dictadura.