Madrid - Publicado el - Actualizado
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El llamado Informe PISA, el informe educativo más famoso del mundo, acaba de hace públicos los datos de 2015 que ponen en evidencia que seguimos necesitando mejorar. Es cierto que, por primera vez desde el año 2000, en que España empezó a participar en el estudio, se alcanza la media de los países de la OCDE, y hemos aguantado mejor que otros el envite de la crisis económica, pero estos datos no deben servir de consuelo. De seis niveles posibles nos situamos en el tres, no destacamos especialmente en nada y somos uno de los países con mayor número de repetidores, además de tener diferencias autonómicas significativas.Desde el último informe España ha descendido en Ciencias y ha experimentado una tímida subida en Matemáticas y lectura. Hay países con los que nuestros alumnos de 15 años llevan hasta dos años de retraso en conocimientos básicos. Son cifras que invitar a pensar.Desde luego se trata de indicadores, ni más ni menos, pero sirven como nueva voz de alarma para reclamar a nuestros representantes políticos un Pacto educativo exigente, un acuerdo que sea capaz de mirar más allá del corto plazo que dura una legislatura. Esa mirada alicorta nos condena a ir aprobando y derogando leyes sin horizonte ni sentido, y a unos resultados como los que cada año nos pone delante el Informe Pisa.



