Discurso preocupante

El Parlamento de Cataluña tiene nueva presidenta. Se trata de Laura Borràs, candidata de Junts por Catalunya en las pasadas elecciones autonómicas. De sobra son conocidas las malas relaciones que las dos fuerzas independentistas han mantenido en los últimos tiempos. Pese a ello, Borràs ha obtenido el apoyo necesario para convertirse, como ella misma ha dicho, en la continuadora de la obra de Carme Forcadell. El objetivo de Borràs será continuar el trabajo donde aquella lo dejó. Su discurso, plagado de los lugares comunes a los que el independentismo recurre, se ha centrado en la excepcionalidad democrática, los presos y exiliados políticos y las injerencias del poder judicial. Nada nuevo. Y, sin embargo, todo muy preocupante porque la contumacia del independentismo es manifiesta.

Mucho se podrá hablar de su falta de realismo o de las nefastas consecuencias de su huida hacia adelante. Pero, la realidad es que su desafío afecta a todo el sistema. Cuando el presidente de un órgano parlamentario osa decir que en democracia la ley debe adaptarse a la voluntad popular, es el Estado de Derecho el que debe ponerse en guardia. Y junto a él, las fuerzas políticas que defienden el orden constitucional. No hay mayor garantía de libertad y convivencia que el cumplimiento de la ley. Las palabras de Borràs no pueden ser minusvaloradas. Mal comienza esta nueva etapa si las falsas apariencias de normalidad son las que van a seguir presidiendo la vida política en Catalunya.