En la Mesa del Congreso de los Diputados hay una mayoría distinta de que la llevó a Pedro Sánchez a la Moncloa. Esa mayoría es la que ha considerado conveniente y conforme a la doctrina del Constitucional no permitir que prosperase la enmienda express con la que el Gobierno quería acelerar la aprobación de los Presupuestos. Es llamativo que el Gobierno, y los medios que le son afines, hayan querido restar legitimidad a la decisión de la Mesa del Congreso. En ocasiones se escuchan también críticas al Senado motivadas porque en este período el PP tiene mayoría absoluta en la Cámara Alta.

Hace algo más de tres meses, Sánchez consiguió una mayoría suficiente para que su moción de censura prosperara. Su respaldo parlamentario es escaso y se ve obligado a hacer concesiones excesivas a sus socios. Por eso sería conveniente que hubiera elecciones cuanto antes. Pero nadie puede cuestionar la legitimidad de que esté al frente del Gobierno quien tuvo el respaldo necesario. Como no se puede dudar de la legitimidad de la decisión tomada por la mayoría de la Mesa del Congreso. La decisión está fundada en el derecho: hay jurisprudencia que la avala. No se puede invocar la regla de la democracia parlamentaria para justificar un cambio de Gobierno y criticarla cuando la Mesa del Congreso toma una decisión contraria al Ejecutivo.