Cómo hacer que Boris Johnson entre en razón

El Reino Unido insiste en su línea agresiva hacia Europa con el anuncio del envío de varios barcos de la Armada para proteger las aguas británicas de los pescadores franceses. Las conversaciones para definir el futuro acuerdo no podrían haber comenzado peor. Los documentos oficiales británicos ofrecen un buen punto de partida, pero la incendiaria retórica del primer ministro Boris Johnson va por otro lado, y si algo han aprendido a estas alturas los europeos es a tomarse en serio sus bravatas, incluso aunque parezcan ilógicas y perjudiquen al Reino Unido. La amenaza del premier británico de levantarse de la mesa en junio si la UE no se pliega a sus exigencias es coherente con su enfoque de la negociación, en la que se ha fijado un claro objetivo político: distanciarse del marco regulatorio comunitario.

Sus esperanzas están puestas en un futuro acuerdo con EE.UU., de impacto mucho más moderado para la economía británica, al margen de que previsiblemente incluirá cláusulas relativas a la sanidad o a la seguridad alimentaria que encontrarán oposición en la opinión pública. Llegado el momento, los europeos tal vez deberán resignarse y aceptar el coste de la ruptura. Puede que solo entonces el gobierno británico aprenda a apreciar la magnitud de los intereses y valores que comparte con sus antiguos socios, aparque su nacionalismo y empiece a trabajar con la UE de forma constructiva.