Celebrar la Pascua en tiempos de malestar e incertidumbre

Jesús ha vencido a la muerte. Es el anuncio que proclama hoy la Iglesia. Sin embargo, acaba de resaltar el Papa, la victoria de Cristo no responde a la expectativa de un Mesías enviado a restaurar la “paz social”. 

La lógica del Reino de Dios es otra; las “armas” para esta revolución son la oración, la ternura, el perdón y el amor gratuito a todos. 

Terminando, todavía, de recuperarse de sus problemas de salud, la intermitente presencia de Francisco ha sido tal vez motivo de cierta nostalgia para los miles de peregrinos que han celebrado la Semana Santa en Roma, o para los millones de personas pendientes cada año de las celebraciones que preside el Pontífice. 

Nada cambia, sin embargo, con respecto al anuncio del sepulcro vacío, que sigue siendo, en palabras del Papa, el “fundamento de nuestra existencia”. Al tiempo que insiste en esa idea, el Papa reitera que “no estamos viviendo simplemente una época de cambios, sino un cambio de época”. 

Asistimos a profundos cambios de tipo político, económico y social, que generan desconcierto, miedo y malestar, justo el tipo de situación ante la que la humanidad anhela el surgimiento de algún “mesías” que restaure un idealizado pasado de orden y seguridad. 

Frente a eso, un Papa sin miedo a mostrarse débil y vulnerable recuerda que la lógica de la Resurrección es otra, y que los tiempos demandan una Iglesia más humilde y cercana. Una Iglesia que no tiene una varita mágica frente a los problemas, porque la Resurrección no cancela la cruz, pero sí transforma en lo más hondo su significado, haciendo posible una vida de sentido, plenitud y esperanza.