La crisis humanitaria que ha provocado la guerra contra Ucrania requiere una respuesta rápida de la UE. Los países fronterizos están dando una respuesta ejemplar, pero no es suficiente porque el número de refugiados aumenta a velocidad de vértigo. La comisaria europea de Interior, Ylva Johansson, es partidaria de aplicar la directiva que concede protección internacional a los refugiados en todo el territorio comunitario. Es una directiva que se aprobó en 2001 tras el éxodo provocado por las guerras de los Balcanes. La norma garantiza la acogida cuando se produce una afluencia masiva de personas desplazadas que no pueden volver a su país de origen. Este es el caso. Si este jueves se decide su aplicación, los que huyen de Ucrania tendrán derecho a permanecer en la UE durante al menos un año, plazo prorrogable hasta tres años. Durante ese tiempo el Estado de acogida tiene la obligación de ofrecer a los recién llegados la asistencia social necesaria, alimentación, atención médica y acceso a la educación a los menores de 18 años.

La primera necesidad es evitar que se formen campos de refugiados, porque no suelen ofrecer condiciones para una vida digna y cronifican la marginalización. Igual que la Unión Europea ha descubierto en las últimas horas sus necesidades de seguridad, debe también despertar para afrontar este gran reto. Ser europeo significa tener una concepción de la dignidad de la persona.