Las encuestas, a día de hoy, auguran la formación de un gobierno similar al surgido de la moción de censura que llevó a Pedro Sánchez a La Moncloa, debido a la división entre las formaciones de centro-derecha. Pese a ello, no faltan especulaciones más o menos imaginarias sobre una hipotética coalición entre los socialistas y Ciudadanos, en caso de que Sánchez dejase la dirección del PSOE y diera sitio a un candidato nada sospechoso de pactar con los separatistas, como puede ser el actual ministro e Asuntos Exteriores, Josep Borrell.

La idea ha sido lanzada por un diario digital de corte liberal y está basada en el supuesto, que entra de lleno en la política-ficción, de que Sánchez se orientase a las instituciones europeas y Borrell quedase al frente del PSOE. Albert Rivera había anunciado ya su veto a Sánchez como posible aliado, aunque diversos líderes del Partido Popular advierten sobre las verdaderas intenciones de Rivera si llegara el caso. Lo cierto es que desde Ciudadanos rechazan también esta hipótesis fantasiosa.

Lo que no debería ser política-ficción es la posibilidad de alcanzar grandes acuerdos de Estado entre los partidos constitucionalistas, dada la situación de emergencia nacional a que hemos llegado. Y no solo para afrontar el reto separatista sino porque debería tener la virtud de acabar con la nociva impresión de guerra-civilismo que envenena hoy nuestra vida política.